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Autor: David Lampon


Acerca de David Lampon

Arquitecto, corredor amateur y estudioso del barefoot y correr descalzo a partes iguales. Sin duda, David se ha convertido en uno de los principales referentes del barefoot en España gracias a su capacidad de investigación y análisis, la experimentación en sus propias carnes y sus grandes dotes comunicativas. Quieres estar a la última del minimalismo? sigue a David!

Introducción al minimalismo

10 abril, 2014 por David Lampon en Básicos de Barefoot y Minimalismo
2 comentarios

Este artículo es parte del magazine digital de Turia Life

La revolución del calzado minimalista

Entender el movimiento minimalista requiere de una contextualización previa. Nos encontramos inmersos en una época de crisis en la que muchas de las comodidades, derechos y privilegios que teníamos hasta hace poco se han visto condicionadas por el actual escenario socioeconómico en el que nos encontramos inmersos.

Como consumidores nos hemos vuelto muy críticos y ya no estamos dispuestos a pagar sin mirar. Ahora más que nunca valoramos y sopesamos mucho si el producto o el servicio que vamos a adquirir es adecuado para nosotros, si realmente lo necesitamos y si el precio es proporcional a su retorno.

Además estamos completamente sumergidos en la era de la comunicación  y las redes sociales donde tenemos a golpe de ratón toda la información y opinión sobre cualquier tema del que queramos saber más. Todo debe replantearse y por qué no el calzado.

La revolución del running popular

Además, en épocas de crisis, el deporte toman relevancia como válvula de escape y vehículo socializador y, de entre todas las actividades físicas, la que está sufriendo un mayor auge es el atletismo amateur. Teóricamente es sencillo y requiere de poco material e  infraestructura ya que lo único que necesitamos son kilómetros y unas buenas zapatillas.

Hasta aquí todo correcto pero, ¿qué entendemos como unas buenas zapatillas? Si hubiéramos decidido empezar a correr hace diez años posiblemente no nos plantearíamos nada de esto pero ahora resulta obligatorio. Estadísticamente el 80% de los corredores populares sufren algún tipo de lesión a lo largo del año y eso significa que algo estamos haciendo mal. ¿Cómo puede ser que una actividad saludable y teóricamente tan natural e intrínseca a nuestra propia naturaleza, reporte cifras de epidemia mirando los partes de lesiones y molestias?

Correr es natural. Lo que no es natural es dejar de hacerlo durante varios años, ni o querer ser altamente competitivo después de años de inactividad. Obviar estos dos hechos son uno de los motivos de ese 80% de lesionados.

Por otra parte somos una sociedad consumista en la que estamos acostumbrados a buscar soluciones a problemas en forma de producto. Aquí nos reencontramos con la parte de “para empezar a correr necesitas unas buenas zapatillas”. La tendencia normal es pensar que una buena zapatilla llevará pegada una etiqueta con todo una interminable retahíla de términos técnicos sobre la ingeniería del calzado, geles, distribución de pesos y corrección de pisada. Lo cierto es que si repasamos la historia, el origen de toda esta tecnología no aparece hasta 1972.

Calzado minimalista

El propósito del calzado a nivel general, dejando de lado el apartado estético y pensando solo a nivel funcional, es cubrir las necesidades de protección y confort (sensorial y térmico), es decir: no modificar la función del pie sino protegerlo de los elementos externos. Si pensamos en imágenes de la historia antigua, en zonas relativamente civilizadas y cálidas, entenderemos que el calzado no era una necesidad sino un elemento de clasificación social o puramente estético.

Imaginemos qué calzado llevaban los corredores en las primeras olimpiadas griegas en 776 a.C. y en el que llevaban los atletas de las primeras olimpiadas modernas en 1896 en Atenas. Obviamente, de las primeras no tenemos documentación gráfica más allá de algunas vasijas pero de las segundas sí y resulta que muchos de ellos corrían descalzos o con lo que hoy en día reconocemos como zapatillas populares, la mínima expresión del calzado. Por ello podemos afirmar que durante más de 2500 años el calzado no ha evolucionado a nivel funcional, básicamente porque no había una necesidad para que lo hiciera. Además hay que puntualizar enérgicamente que antes no había atletas profesionales sino que todo el mundo integraba en su día a día la actividad física y los que competían podían ser granjeros, pastores o soldados. Si durante todo este tiempo un calzado simple o inexistente ha permitido correr a las personas, ¿realmente necesitamos tanta tecnología para poder correr?

Solemos dejarnos seducir por la maravilla tecnológica pero como reza la máxima minimalista hay ocasiones en la que menos es más (- = +) y el calzado minimalista es un claro exponente de esta filosofía.

Partamos de la idea de que el ser humano nace perfecto (o lo más perfecto que pueda llegar a ser)y  son sus vicios y rutinas lo que condicionan su desarrollo para bien y para mal. Lo que más ayuda a un cuerpo a estar en forma es precisamente usarlo. Correr es una de las mejores maneras de usar un cuerpo y aunque pueda sonar irreverente, el pie desnudo tiene prácticamente todo lo necesario para poder ejecutar perfectamente su función. Sin embargo el entorno en el que podemos utilizarlo actualmente no siempre es todo lo amigable que debería ser para poder correr descalzo. Por tanto el calzado que deberíamos escoger es aquel que proteja pero que no interceda en la función natural del cuerpo, es decir, no necesitamos amortiguación.

Características de una zapatilla minimalista 

Las zapatillas minimalistas se caracterizan por no tener ningún tipo de amortiguación, una grosor de suela mínimo y gran amplitud en la zona de los dedos del pie para que estos puedan expandirse libremente y aumentar la superficie de descarga de peso en cada pisada.

El no tener cuña, como la gran mayoría de las zapatillas modernas, ofrece la ventaja de permitir que el cuerpo descargue el peso sobre los músculos y articulaciones de forma completamente vertical tal y como como ha sido diseñado a nivel evolutivo. La no existencia de amortiguación adicional permite que las articulaciones, musculatura y tendones del tren inferior actúen como amortiguadores naturales acumulando energía elástica y ayudando en la dinámica de carrera.

Jogging y carrera minimalista

En 1972, con las primeras zapatillas con cuña de la historia se hizo posible el jogging que es, básicamente, correr lo suficientemente despacio como para poder impactar con el talón antes que con el ante pie sin hacerse daño. La carrera minimalista, llamada así por ser la propia de las zapatillas minimalistas y por tanto la misma que realizaríamos con el pie descalzo, provoca un cambio postural con respecto al jogging. La alineación de las articulaciones con la espalda resultan inmediatas al eliminar elementos artificiales de los pies y tras unos pocos pasos la tendencia es a pisar cerca de la vertical del cuerpo en lugar de adelantar la pierna e impactar de entrada con el talón.

Parecería que no es una gran diferencia, pero cuando saliendo a correr durante una hora se pueden llegar a realizar 10.000 pisadas cualquier disfunción o desviación, por pequeña que sea, puede procurar un gran daño. Afortunadamente, el cuerpo tiene un mecanismo para avisarnos de cuando algo no empieza a funcionar como debería; el dolor. Sin embargo, nuestra naturaleza competitiva y la no comprensión del deporte, principalmente como una actividad saludable, nos hacen caer en el error de pensar que el dolor es un estado al que hay que sobreponerse para llegar al siguiente nivel de capacitación física. Si un día acabas de correr y no te duele nada, podrás correr al día siguiente lo cual no quiere decir que no te hayas esforzado. Hay una gran diferencia entre esfuerzo y cansancio con respecto a dolor y molestia.

Cómo probar la técnica minimalista

Si llegados a este punto se ha despertado la curiosidad y de algún modo la reflexión ha resultado coherente sólo queda por proponer un modo de experimentar todo esto y poder comprobarlo en primera persona.  Por suerte resulta sencillo y barato: just go barefoot (sólo descálzate).

Los pies agradecen estar descalzos, resulta muy reconfortante sentir el suelo que pisamos. Las sensaciones que emanan de las plantas de los pies son excepcionales y tienen una relación directa con la función que, a menudo, no les permitimos desarrollar. El pie envía los datos al cerebro quien en cada pisada organiza la descarga de pesos del cuerpo para hacerle mantener el equilibrio y anticipar piedras y obstáculos. Si cubrimos el pie con centímetros de goma y un desequilibrio en forma de cuña toda la información debe reinterpretarse y ajustarse a la nueva posición estructural del cuerpo alejándose del estado ideal original. Todo empieza y acaba en los pies.

La mejor manera de experimentar los beneficios de las zapatillas minimalistas es caminar descalzo: por casa, por la playa, por el paseo, por donde quieras. Si estás a gusto y tu cuerpo parece agradecerlo, bienvenido al mundo minimalista, tu pie está empezando a disfrutar de su rehabilitación.

Como habrás comprendido tu pie es precisamente el punto más débil de la cadena, de tu tren inferior. Si tonificas y recuperas la musculatura intrínseca, la fuerza y la movilidad de tu pie podrás correr toda la vida porque recuerda: no dejamos de correr porque envejezcamos sino que envejecemos porque dejamos de correr.

Entrenamiento Natural MovNat en España

4 octubre, 2013 por David Lampon en Lifestyle, Paleotraining
2 comentarios

Durante mucho tiempo me volví loco con los vídeos de youtube Erwan LeCorre y Movnat, soñando con poder entrenar con ellos.

Visitaba su página web esperando que algún día decidieran venir a nuestro país a impartir alguna sesión de su especial entrenamiento. Incluso recuerdo que contacté con ellos para contemplar sus necesidades para aceptar abrir un evento en alguna ciudad española. Ha tardado más de lo que hubiera sido deseable pero, por fin, hacer workshops de MovNat en España es una realidad gracias a los chicos de Entrenamiento Natural.

La noche previa al día del workshop reconozco que estaba nervioso. Es ese nerviosisimo que recuerdo de la noche de reyes, donde la ilusión te retuerce las tripas con un guante de seda que no duele y te procura esa sensación de cosquillas en el estómago. Nuestra colaboración activa para dar salida al primer evento de Movnat en España nos hacía sentirnos muy involucrados y responsabilizados del evento tanto por nuestra parte como co-organizadores como alumnos.

El lugar elegido no pudo ser mejor: Cabanes als arbres (cabañas en los árboles). Gracias a la absoluta predisposición y entusiasmo de Karin tanto la decisión de la locación del evento como todo el trato y preparación previo fue muy sencillo. Lo único complicado fue llegar, entre la distancia y los nervios la carretera parecía que nunca acababa pero, como siempre, todo llega.

Allí nos plantamos una serie de curioso y fanáticos de las experiencias, del entrenamiento natural y de los pies descalzos. Había gente de todo tipo: algunos curiosos, algún corredor y un nutrido grupo de entrenadores personales y fisioterapeutas. Por desgracia había una diferenciación de nivel bastante grande pero por suerte este tipo de entrenamiento no requiere de una equidad u homogeneidad en sus participantes ya que cada uno es capaz de establecer su propio nivel de exigencia e intensidad.

Lo primero que hizo Rafa, el instructor, fue sentarnos a todos en corro para explicar como iba a ser la sesión para romper el hielo y empezar a conocernos un poquito. Cada uno tuvo su ocasión de presentarse y explicar qué le había conducido hasta aquel curso. Casi todos habíamos visto los vídeos de los que os hablaba al principio y nuestros genes reclamaban probar eso mismo de empujar el tronco nadando río abajo.

A partir de entonces recuerdo que nos movimos mucho, reímos y intentamos aprender los unos de los otros. Realizamos ejercicios dentro de las 10 categorías que definió Georges Hébert: caminar, correr, saltar, movimiento cuadrúpedo, trepar, equilibrio, lanzamiento, levantamiento, defensa y natación (aunque estas dos últimas se quedaron bastante en el tintero del mundo de la teoría).

La jornada fue completamente satisfactoria. Es difícil aventurar que reaprendemos a movernos pero sí que ayuda a rascar esa atenazante mortaja a las que estamos sometidos dentro de los cánones actuales del fitness donde todo parece requerir una maquinaria o una parafernalia artificial. Lo mejor de este tipo de entrenamiento es que solo requieres de tu cuerpo y de tu entorno.

La gran pregunta que creo que me formulaba antes del curso es si realmente es un método viable para entrenar en un entorno urbano. La respuesta es sí aunque l problema es acostumbrar a la cabeza a imaginar e intuir los obstáculos que se pueden convertir en el patio de recreo y zona de ejercicio dentro de los parámetros del entrenamiento natural. No es sencillo pero tampoco hay que buscar grandes complicaciones. Lo sensato es adaptar tu entrenamiento al espacio y no buscar un espacio que se adapte a tu entrenamiento.

La otra cuestión que queda por desvelar es si con este curso ya hay suficiente para entrenar con los preceptos MovNat. La respuesta es sí pero no. Sí, porque una vez entendido un ejercicio el cuerpo es agradecido con lo que le es propio y la repetición provoca que el movimiento se reintegre en la memoria muscular rápidamente. Sin embargo nadie saldrá de un curso de un día siendo un maestro. La gran clave de todo ello radica en entender que no hay un nivel concreto que alcanzar más allá del muestro propio. No hay medallas, ni marcas, ni rivales. El éxito de un entrenamiento natural es la consecución de levantarse del sofá y salir a jugar. Entrenar no es jugar: entrenar conlleva una connotación de obligatoriedad o rutina y jugar es por definición espontáneo. El ejemplo claro y evidente es el pensar en lo rápido que pasa el tiempo mientras se juega a fútbol o baloncesto y lo eterno que parece cuando estamos corriendo en cinta.

MovNat propone olvidar el gimnasio y recuperar nuestra esencia homínida con unas habilidades y capacidades que tenemos aletargadas por nuestra rutina laboral en la que pasamos mucho tiempo sentado y unos hábitos deportivos cuestionables desde una perspectiva evolucionista.

En definitiva: lo pasamos muy bien. Ahora es nuestra misión encontrar los lugares, el tiempo y las personas que quieran hacer el mono e ir aprendiendo de nosotros mismos.

El Método Natural de Ejercicio Físico

25 julio, 2013 por David Lampon en Básicos de Barefoot y Minimalismo, Libros
7 comentarios

Si sois la mitad de quisquillosos que yo o sois de la época en la que la Selectividad era un filtro real es posible que penséis que en el título de este artículo hay demasiadas mayúsculas. Sin embargo, antes de bajarme la nota, os pido que me deis unos párrafos para explicarme.

El Método Natural del Ejercicio Físico es el segundo libro publicado de Robert Sánchez, autor del blog Escucha tu cuerpo. Antes de hablaros las bondades del libro permitidme que os hable de quien lo ha escrito.

Conozco a Robert de forma digital desde hace un año y medio gracias a sus interesantes artículos y de forma analógica desde hace tres o cuatro meses (mucho más satisfactorio este modo tradicional de interacción). Aunque todos odiemos la palabra, Robert es una especie de “gurú” sobre el conocimiento de la salud y el ejercicio físico especialmente por su capacidad pedagógica y habilidad para transmitirlo en un formato y escenario 2.0. Quizás parte de su éxito reside en que en realidad es un fisioterapeuta enmascarado bajo un pasado académico como informático. Guste o no guste el futuro es de la gente pluridisciplinar.

Para hablar de su libro sería necesario presentar a otra persona: Georges Hèbert. Resumiendo muy resumido y con la intención de no perder comba, este caballero fue un militar francés que no estaba muy de acuerdo con la progresiva especialización de la actividad física y el deporte en favor de una técnica o habilidad muy concreta y poco natural por delante del concepto global y holístico de la Educación Física (alerta de mayúsculas).

Viendo (ya hace más de 100 años) que el ser humano estaba perdiendo parte de sus facultades motrices y sus habilidades físicas innatas se esforzó durante un par de décadas por formalizar en varios volúmenes el conocimiento que consideraba indispensable para el correcto desarrollo físico de toda persona. Cabe decir que lo que se recoge en sus libros y por tanto en el de Robert tiene poco o nada que ver a lo que se practica actualmente en los gimnasios y salas de fitness tradicionales.

Supongo que llegados a este punto lo presentado ha debido despertar tu interés ya sea desde la percepción de insatisfacción que provoca el fitness tradicional así como lo costoso y a veces frustrante de obtener resultados o bien poniendo el grito en el cielo por la animadversión ante semejante afirmación porque implicaría un rechazo ante la posibilidad de haber sido víctima de una mentira durante mucho tiempo. En cualquier caso sigo presentando parte de su filosofía por si quieres conocer esta alternativa.

Permíteme que me eleve un poco a la zona casi filosófica. Cuando apareció el lenguaje, ¿qué ideas crees que fueron las primeras palabras que debieron tener su propio fonema? Sin poder saberlo a ciencia cierta la mayoría apostaríamos por algo así como hambre, sed, sexo, calor o frío. En estas hay poca discusión, el lenguaje surge de la necesidad de comunicar temas apremiantes y acuciantes, la evolución humana se entiende desde la necesidad. Y sin embargo, ¿cuales debieron ser las últimas palabras en inventarse? Posiblemente XBox, Twitter o Sálvame Deluxe pero si pensamos en una época previa a los medios de comunicación masivos quizás dos de las palabras y por tanto ideas que más tardaron en aparecer son: coherencia y tiempo (en el sentido de prisa). La primera porque nuestra esencia es ser coherente, no hay necesidad de definir lo que ya es por sí mismo. Sólo durante el último siglo hemos empezado a dejar de serlo y por ende es un sinsentido que no tiene lugar como concepto hasta hace bien poco. Y tiempo porque, a pesar de que el paso del día a la noche y a través de las estaciones durante el año es precisamente lo que define nuestra realidad, el tiempo entendido como el parámetro tenebroso y acuciante en el ritmo actual de la sociedad moderna es incoherente con Una Vida Sencilla (alerta de ebook gratis). El libro de Robert puede verse como una llamada de atención para hacer menos caso al tiempo y más a nuestra propia coherencia desde la más absoluta naturalidad.

Del mismo modo que con las zapatillas hemos dado un vuelco y replanteado su forma de ser en favor de algo más sencillo y minimalista con el Ejercicio Físico (alerta de mayúsculas) pasa algo similar. La salud se ha cosificado hasta el punto de que puede meterse en unas instalaciones enormes llamadas gimnasios y someterse al rigor y la disciplina de eso que hemos hecho todos llamado rutina. Estos tres conceptos, rigor, disciplina y rutina, chocan frontalmente con la naturaleza humana que debe ser espontánea, exuberante y aleatoria. Lo que en Robert propone en su libro es que quizás hay otra manera de entender el Ejercicio Físico y que quizás sea a través del Método Natural (alerta doble de mayúsculas). Todo esto nos lleva a la pregunta del millón: ¿qué es el Método Natural?

Si somos capaces de definir Ejercicio Físico como aquella actividad o actividades que permiten un desarrollo coherente (alerta de palabra clave) de nuestro cuerpo, el Método Natural sería la forma coherente con nuestra propia naturaleza de hacerlo. Parametrizar y documentar algo que por definición debería ser un juego sencillo y espontáneo es la parte complicada de asumir pero, por lo menos, este planteamiento arroja cierta claridad sobre algunos claroscuros que encontramos en las tendencias actuales en el campo de la actividad física.

El Método Natural de Ejercicio Físico no es un libro para todo el mundo, requiere quizás un cierto descontento con la situación actual generalizada o incluso una actitud reaccionaria frente a lo establecido. Tampoco es un libro con el cual aprenderemos a colgarnos de las ramas como si recuperáramos el tiempo perdido y el salto evolutivo que nos separa de los monos. Tampoco es un libro para sentirse mal, deprimirse y pensar que hemos perdido el tiempo y hemos sido engañados. Es sencillamente un libro que da un punto de vista ligeramente diferente y que a algunos consiga hacerles sonar unas campanillas dentro de la cabeza porque quizás sí que todo es más sencillo, porque quizás sí es posible hacer ejercicio y que sea auto-satisfactorio en su transcurso y no la consecución de objetivos y porque quizás sí es posible jugar pasada la infancia y recuperar así lo que nos hace esencialmente humanos.

Sin duda no es el libro que me llevaría a una isla desierta (si solo pudiera escoger uno) pero sí me lo he llevado al hombro estas vacaciones y ha sido una lectura muy satisfactoria y te animo a que le des unas cuantas vueltas y si te llama la atención te informes sobre el Método Natural. Aunque como siempre quisiera recordar a modo de advertencia que nada es blanco y nada es negro en su totalidad, lo importante es conocer las opciones y poder elegir libremente y que cada persona formule su propia realidad.

El único mal ejercicio es el que no se hace. Muévete!

Huaraches

2 julio, 2013 por David Lampon en Básicos de Barefoot y Minimalismo, Material
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¿Qué es una huarache?

Las huaraches son las zapatillas que usan la tribu Rarámuri, también llamados tarahumara debido a las montañas donde habitan, que popularizó Christopher McDougall gracias su libro “Nacidos para correr“. En realidad sus huaraches son mucho menos sofisticadas ya que las fabrican a partir de un trozo de neumático del tamaño de su pie al que le cortan las bandas laterales. Ellos tienen además la dificultad añadida de tener que vencer la rigidez de las fibras que dan forma circular al neumático.

¿Qué no es una huarache?

Una huarache no es un flip-flop o sandalia brasileña, aunque a primera vista pueda parecer lo mismo, existen varias diferencias. El primer factor diferencial es el menor grosor de la suela y su flexibilidad que en el caso de la sandalia es prácticamente nula y en el caso de la uarache total. Además en una sandalia el pie va sujeto por el empeine pero el talón queda suelto mientras que en la uarcahe tenemos una banda que va al pulgar y otra al talón por lo que uarache se adapta perfectamente a la forma del pie. 

¿Por qué nos gustan las huaraches?

Por tres motivos:

  1. Es una zapatilla que te fabricas tú mismo: no hay tallas, no hay formas, no hay hormas. Se entrega en una lámina rectangular de suela Vibram y tú mismo te diseñas la forma del pie, la dibujas sobre la goma, la cortas y te la ajustas como mejor te vaya.
  2. Si tenemos una escala en la que en un extremo tenemos correr descalzo y en el otro correr con una zapatilla amortiguada, en medio encontraríamos las zapatillas minimalistas y, a su vez, en medio de estas dos las huaraches. No se me ocurre nada más cercano a correr descalzo por lo que es una opción muy buena para los corredores minimalistas.
  3. Cuando corres con una huarache, una mala pisada provoca muchísimo ruido. Esto te permite tener una referencia, sin ningún agente externo, de cómo estás corriendo, de cómo es tu técnica sin verte y te confirma si estás pisando muy fuerte. Son muy adecuadas para entrenar porque contra menos ruido haces mejor estás corriendo.

A quien no le recomendamos las huaraches:

No es una zapatilla para empezar en el minimalismo viniendo del mundo amortiguado. Es demasiado parecido a correr descalzo y demasiado alejado a correr con zapatillas tradicionales. La paulatina adaptación que siempre recomendamos se hace más difícil si nos planteamos empezar con uaraches. 

A quien recomendamos las huaraches:

A todos los que se han lanzado a correr descalzos y practicar el barefoot entendiendo las huaraches como un complemento en caso de requerir protección. Es la pieza ideal para llevar siempre encima ya que te ofrece ese mínimo de protección para llegar a casa co tranquilidad. 

Por supuesto y alejándonos del factor deportivo queda muy recomendado a todos aquellos que quieran llevar unas zapatilla ideales para verano fabricadas por sí mismos y además pasar un rato divertido haciendo manualidades. 

Recomendamos encarecidamente hacerlo en compañía y con la ayuda de niños pequeños.

5dedos hablando de barefoot en la radio

20 junio, 2013 por David Lampon en Breaking News, Correr Barefoot
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Hace unas semanas recibimos una llamada de Josep Maria Cano, conductor del programa Via Verda de la emisora la Xarxa. En su espacio radiofónico hablan sobre actividad física al aire libre y dan lugar a entrevistas con personas que tienen algo que aportar en este sentido.

El fenómeno barefoot no pasó desapercibido para ellos y se pudieron en contacto con nosotros para hablar como expertos en la materia. Ni lo dudamos, ataviamos a David con sus mejores galas y lo dejamos a los pies de la alfombra roja del Teatro Kodak. Este fue el resultado:

Puesto que el programa se emite en catalán hemos adjuntado una transcripción en castellano para que el seguimiento del resulte más sencillo.

Entrevista a partir del minutos 2:15 aproximadamente.

-1(Josep María Cano) David, buenos días, bienvenido.

-(David Lampon) Hola, buenos días.

-1 (Josep María Cano) De hecho en este caso 5dedos es, para entenderos “barefoot”, no minimalismo.

-Bueno, un poco de cada cosa. No se tiene que ser demasiado exclusivo, lo que no somos de ninguna de las maneras es “amortiguados”. Que es como llamamos a las clásicas zapatillas.

-2 Si, en todo caso hoy hacíamos esa distinción entre minimalismo y barefoot, no sé cuál es la diferencia. ¿Dónde radica una y otra cosa?

– Barefoot es directa y literalmente, pies descalzo.

-2 Pie desnudo, ¿eh? Sin nada.

-Sí, tal cual, como vinimos al mundo. Y el minimalismo son unas zapatillas que te aportan protección pero no te aportan amortiguación.

-2 Por lo tanto cámaras de aire fuera y todo eso.

– Nada. Imagínate un tipo de calcetín con un poco de goma en la suela y eso sería la mínima expresión de una zapatilla pues  eso es precisamente lo que se conoce como minimalismo. A partir de aquí, hay unos rangos, de aquí hacia arriba siempre tendrás un poco mas de amortiguación, etc. pero, al final, es un movimiento contra los excesos de geles, cámaras de aire, suelas muy grandes que al final lo que hacen es que se pierda percepción cuando pisas y en cada pisada y al final lo que provoca es lo que nos pasa a todos los corredores noveles cuando empezamos: un dolor en las rodillas, en la espalda, etc. que no sabes “bien bien” de dónde viene. Y sale de aquí precisamente.

-1 (Josep María Cano) Bueno en principio esto no lo hemos puesto porque sí, lo hemos puesto ‘a priori’ porque era un beneficio amortiguar el impacto del pie, sobre todo en rodillas, en lumbares, evidentemente también en tobillos…

-Exacto. Teóricamente, eso es lo que se vende,  lo que se explica pero no hay ningún estudio, de ninguna marca, ni de Universidades, que demuestren que realmente esas zapatilla aporten un beneficio. Lo que aportan es una amortiguación extra, por tanto, no sufres tanto en cada pas, pero a la larga eso es contraproducente porque lo que no amortiguas con tu propio cuerpo, que lo hace la zapatilla por ti, acaba haciendo daño a las articulaciones. De hecho, si pensamos un poco (esto cuesta un poco de explicar porque somos unas cuantas generaciones  con el mismo tipo de zapatillas) pero si miramos un poco para atrás, en el 72 es cuando salió la primera zapatilla con mas amortiguación en la parte trasera que en la delantera,  esa pequeña cuña que tenemos en la zapatillas que es lo que nos provoca y nos permite hacer ‘jogging’, que es eso tan americano, que vemos en las abuelas con la cinta en la cabeza y moviendo los brazos que ponen el pie por delante de lo que es la vertical del cuerpo y pisan con el talón. Eso antes no se podía hacer, si miras hacia atrás y miras las zapatillas que usaban los atletas verás que  son la mínima expresión, son muy pequeñas. Eso tiene una explicación y es que el movimiento de correr se tiene que hacer de ante-pie, con los metatarsos, pero como nosotros tenemos una vida bastante sedentaria, nos hemos acostumbrados a las zapatillas y lo primero que hacemos cuando nos ponemos a correr, o decidimos que ya es hora de ponerse a correr, es ir a pedir unas zapatillas.

-2 Con esto tenemos los podólogos un poco divididos.

– Totalmente porque cuesta mucho después de años, porque la podología al final es una profesión que queda justificada, de alguna manera, por los agentes externos al pie, que lo condicionan y acaban modificando la manera de pisar,  para hacerla adecuada , pero claro… Hice una conferencia a la Behobia Sansebastian de este año y a mí me llamó muchísimo la atención una frase que dijo el podólogo que estaba invitado y era que “una plantilla no corrige, sino que compensa”, es decir, tenemos un pie bastante débil porque lo llevamos siempre dentro de una zapatilla, de un calcetín, con mucha protección y al final es la parte débil de la cadena, porque tenemos las piernas fuertes, pero el pie esta allí metido, que no sabe bien qué hacer. Entonces, lo que acaba pasando es eso: tenemos problemas derivados del exceso de protección.

-1 De hecho los podólogos aquí debaten entre la fortaleza del pie, que es cierto, y el hecho de que hay gente que se está tirando al minimalismo y al barefoot, igual que cuando salieron a correr  el primer día. Es decir, sin hacer un periodo de adaptación y luego sin ser consciente de cuáles son los cambios que repercuten en su organismo provocados por esta nueva técnica de carrera porque estamos hablando de una nueva manera de correr, es decir, de apoyar el pie de una manera diferente, abordar el paso de manera diferente…

– En todo caso, es un tema muy humano, es la falta de paciencia, el ‘lo quiero ya y lo quiero bien’ y llevamos, en mi caso 33 años, haciendo las cosas de una manera que es trabajar 8 horas, dormir 8 horas… no podemos pasar de un día a otro a quitarte las zapatillas y ponerte a correr 40 km en sub3. Lógicamente eso es imposible. A mí siempre me ha gustado pensar  cuando hablamos del barefoot como una manera de rehabilitación porque, quieras o no quieras, el pie, dentro de una zapatilla muy amortiguadora, lo que hace es debilitártelo porque la función de los músculos la pierdes, relativamente, pero queda muy compensada por la amortiguación de la zapatilla.

-2(Marc) Hablabas del sub3… ¿Qué es exactamente ese concepto?

– Sub 3 es, en una maratón, hacerla en menos de 3 horas, que viene a ser como estar en el Olimpo de los corredores.

-1 Perdona, nosotros aquí, en Marc y yo, la hacemos en sub 8!

-2 (Marc) Sí, pero en coche 😀

-1 Bueno, de hecho en esto del barefoot y minimalismo, hay una tribu mejicana, que en este sentido, ha ayudado mucho a popularizarlo, ya que tradicionalmente corren ‘descalzos’ por la montaña y tiene una fisionomía/fisiología un tanto especial  y se ha demostrado que sufren menos, tienen menos roturas, menos lesiones… De alguna manera es donde se refleja la gente que pasa del amortiguado al minimalismo o al barefoot.

– Exactamente. Todo comenzó a raíz de este libro famosísimo de Cristopher McDougall, el ‘Nacidos para correr’. Este hombre es un periodista que tenía sus problemas al ser bastante grande y cuando iba al médico le decían que no podía correr, que ya tenía una edad y que con su altura y su peso no era recomendable que corriera. Y él compaginó su oficio de periodista y fotógrafo e hizo un viaje a Sierra Madre y se encontró con una tribu que estaba como muy alejada de la civilización. Había quedado recluida desde hacía siglos porque cuando llegaron los españoles en vez de pelear, huyeron y sobrevivieron en las montañas. Y esta gente claro, están muy dispersa por las montañas, y cuando quieren ir de un pueblo a otro, tienen que correr, no tienen otra. Corren, corren, corren y con unas zapatillas que se fabrican ellos mismos, las huaraches. Y esto es lo que hacen los tarahumaras, corren grandes distancias, no son rapidísimos, pero son súper resistentes. Porque el hombre de hecho, es el único animal que realmente puede hacer este tipo de carreras de resistencia, porque los demás animales tienen una composición biomecánica que les permite correr rápido, 3 km, 5-15 minutos, pero rápidamente se ahogan porque respirar y transpirar a la vez. El ser humano, como no tiene pelo en el cuerpo, puede transpirar, por todo el cuerpo, por lo que está hecho para no correr muy rápido ya que es bípedo, pero si para correr grandes distancias. Y esta tribu, los tarahumaras, son un poco la representación de este estilo de evolución del ser humano.

-2(Marc) Y escucha David, si dijésemos, pues mira , queremos hacer un cambio, queremos probar esto del barefoot, ¿cómo empezamos? ¿Con qué grosor de zapatilla? ¿Cómo aprendemos a caer con esta zona del pie en vez de poner el talon?

– Claro, eso es la pregunta del millón. Has dado en el clavo. No hay una forma, yo creo que es más un tema de actitud que no de técnica, y me explico: si piensas en correr descalzo tienes que desprenderte de la “marquitis”, de ganas de competir… es otro rollo, es sentir realmente el suelo, coger esas percepciones, grandes sensaciones, es llenar la cabeza de golpe de un montón de sensaciones que normalmente no tienes porque el pie tiene muchas terminaciones nerviosas y eso tiene un sentido y es que hay casi una precognición, es decir, cada vez que pisas, el cerebro adapta mucho la descargas de pesos en la planta y todo eso conduce a que, realmente, no puedas hacerlo de un día para otro. Ya que las percepciones que tienes en la cabeza sobre el pie, son nulas prácticamente… dentro del calcetín, dentro de la zapatilla… y bueno, si hay algún adoquín o alguna cosa del estilo sí que lo notas, pero no mucho más.

-2  ¿Pero nos sacamos las zapatillas y empezamos a correr descalzos? Es decir, ¿te vas un día a dar un paseo, y empiezas a hacerlo descalzo? ¿O hay alguna manera de poderte orientar?

– Yo, lo que le explico siempre a la gente: lo que tienes que hacer es, rápidamente te sacas el calzado de los pies y primero, sientes el terreno. Yo me voy por el paseo de la playa de Barcelona, me quito las zapatillas y bueno, empiezo a correr, caminar un poco rápido. Y lo notas, notas que la pisada es diferente porque si pisas de talón te haces mucho daño porque no es la zona pensada para pisar, piensa que es el calcáneo, el hueso del talón, que si pisas en esa zona acabas viendo las estrellas. Y es justamente donde pisamos con calzado amortiguado, que es poner el talón. Rápidamente el cuerpo ve que eso es doloroso y rectifica, ¿qué hace? Pues involuntariamente, aunque no te fijes demasiado, bajas la postura, pones la espalda recta, doblas más las rodillas y empiezas a pisar un poco con lo que es la almohadilla de la planta del pie, la parte de delante.  No es necesario ir muy rápido, no hace falta cubrir grandes distancias, comienzas así, porque aparte de la técnica hay una tema de la piel de la planta del pie que no está demasiado curtida entonces, aunque las sensaciones sean muy agradables, tienes que frenar, tienes que decir: -Mira, hoy haré 500 metros- solo, porque sino ya tienes un problema de erosión, de fricción en la planta del pie que es insalvable. Esto, por mucha pierna que tengas, es el punto débil de la cadena.

-2 ¿Pero no deja de ser agradable no?

– A mí hay gente que me dice que, cuando ve a alguien descalzo por la carretera no deja de parecerle asqueroso porque piensa en todas las cosas que puede pisar. Pero realmente, yo os puedo asegurar que, por lo menos en Barcelona, puedes ir descalzo perfectamente, de hecho, yo lo hago y es una sensación súper agradable y el pie te lo agradece muchísimo. A mí en cosa de 2 años el pie se me ha hecho mucho más grande, he recuperado el arco plantar… Quiero decir, para mí es una sensación brutal caminar descalzo.

– 2 (Marc)Pues… Madre mía… Tendremos que hacerlo poco a poco.

-1 Si, lo tendremos que probar.  Es un poco, los corredores hippies para entendernos, el contacto con la naturaleza, el retorno al origen… ¿va un poco por aquí no?

– Y además es un tipo de reivindicación. Ahora mismo en el momento que estamos, en que todo se tiene que volver a pensar y poner en duda, yo creo que, cada vez somos menos los consumistas, tenemos menos capacidad de consumo, entonces, si tenemos que comprar unas zapatillas, tenemos que estar my seguros de que esas zapatillas son buenas y no porque nos lo digan, si no porque realmente lo son. Y si os fijáis, la estadística dice que cada año, prácticamente todos los corredores, cerca del 80%, todos padecen algún tipo de lesión, y claro, ¿a quién le damos la culpa? Porque a mí, lo que no me gusta pensar, es que todos salimos defectuosos de fabrica y no podemos correr, no tiene ningún sentido. Se tiene que pensar a ver qué elementos nos pasan factura y luego también está la actitud esta de – “yo hoy salgo a correr y tengo que hacer  10km por debajo de 60 minutos” -. Estas son las actitudes que condicionan más, pero en el tema de zapatillas, yo estoy seguro que de una manera u otra, afectan muchísimo.

-2(Marc) Pues en cualquier caso una idea para quien tengo pensado cambiar su manera de hacer deporte, pues podéis probar este minimalismo, este barefoot del que hablábamos hoy, con David Lampon, portavoz de 5dedos Barcelona. Muchisimas gracias por habernos atendido, que vaya muy bien! Hasta otra.

– Un placer. Hasta otra.

– 2(Marc) Pues ya ves Josep Maria, ¿por qué no? Otra posibilidad de cambiar, cambiando todo en definitiva. Cambiando las marcas, la postura corporal, el calzado…

-1 Yo creo que se tiene que probar. En esta vida se tiene que probar todo, tampoco hace falta irse al extremo absoluto y hacerlo descalzo del todo. Búscate una zapatilla y hazlo poco a poco. Yo soy partidario de probarlo todo pero tampoco hace falta entrar fuerte el primer día, ¿eh? Vayámoslo haciendo poco a poco, y vamos adecuándonos.  Desde luego es una tendencia, fijaos que cada vez mas hay más gente que corre de esta manera y de hecho se hacen encuentros de gente que practica y que enseña a correr en minimalista y barefoot, por tanto, a poco que tengáis internet a mano, buscáis y rápidamente encontrareis identidades y clubes virtuales que os facilitaran la entrada en este mundo, si os interesa.

Mi MiM: ¿y todo esto para qué?

12 junio, 2013 por David Lampon en Barefoot Tribe, Carreras y Atletas, Correr Barefoot, Equipo 5dedos
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Después de 10km en subida, lloviendo, con el frío metido en el cuerpo y los pies doloridos, por fin llego al último avituallamiento. 60km tras de mí y sólo 3km en bajada para llegar a meta. Sin embargo, no había contado con un terreno embarrado en este último tramo. El eco de la montañas me juega una mala pasada ya que, al poco de empezar a bajar, escucho la megafonía que me promete la cercanía de meta aunque, como más adelante comprenderé, aun quedaba mucho trecho por salvar.

Camino rápido pero con prudencia, muy flexionado por las rodillas ante la visión de un posible resbalón del que, seguro, me costaría levantar. Sigo como puedo, la euforia por la proximidad de meta me invade y contra más gente cruzo mayor es el contagio de emociones.

¿3 kilómetro? ¡No fastidies! Pero si no llego nunca…

Me cruzo a un miembro de la organización que camina en dirección contraria. – 1200 metros – dice. Mi cabeza empieza a especular sobre mi percepción de que son 1200 metros; de cual será, en realidad, su percepción de lo que son 1200 metros; de cuánto, objetivamente, son 1200 metros y si, en cualquier caso, lo ha dicho para animarnos o para picarnos a apretar aun más. Con suerte estos pensamientos me permiten estar ocupado durante 50 metros (o esa fue mi percepción).

Sigo avanzando y miro mi reloj: 11:58. De repente se me pasa por la cabeza el absurdo pensamiento de que puedo ser Sub 12. No sé de dónde saco fuerzas para correr lo que yo percibo como un sprint (aunque lo dejaremos en un simple incremento de ritmo). Me quedan cerca de 500 metros y, por fin, tengo contacto visual con la línea de llegada ¿podré llegar a tiempo?

Empiezo a ver gente esperando a los lados del camino y entro en un tramo enmarcado por cintas de la organización. Ya estoy aquí. – Mira un barefoot. – Encaro la linea de meta y veo el reloj, puedo relajarme, llegaré sobrado. Podría apretar un poco más pero tengo unos chicos delante que tienen la misma alegría que yo en el cuerpo y me parece mucho más elegante mantenerme donde estoy que quedar delante suyo. Exprimo lo último que me queda y cruzo la meta. Sí! Sub 12! Por 15 segundos, pero Sub 12!

Me marco una burpee y un abrazo con Rafa Pobo (el hombre del año en Castellón). – Esto es la MiM, David – Como le dijo Leónidas al emisario persa antes de tirarlo al foso sin fin de una patada. Tras bajar pulsaciones me doy cuenta del frío y el cansancio que tengo y lo mucho que me apetece un caldo caliente o un chocolate con churros. Permitanme que siente a descansar.

Así es como acabó mi carrera. Objetivamente un tiempo mediocre pero para mí todo un logro. Rebobinemos un poco.

Binomio MiM – Rafa Pobo

El año anterior había participado en la MiM pero debido al poco entrenamiento, a los 35 grados a la sombra y a la incomparable compañía de un hombre descalzo hicieron que me tomara la carrera de un modo poco competitivo y,  como cantaría Frank Sinatra, a mí manera. Sin embargo y aunque sólo hice la mitad del recorrido, quedé cansado, hastiado y convencido de que nunca volvería a correr de forma voluntaria.

Ésa fue mi sensación al acabar mi primera MiM en Les Usseres. Sin embargo, al día siguiente, me sobrevino un run-run (nunca mejor dicho) en el estómago. Algo me había dejado pendiente en los bosques de Castellón. Una sensación que inexpicablemente fue aumentando en los días siguientes cada vez que tenía un espacio para pensar o para tener la cabeza en blanco. Por las noches los ojos como platos en cama y la cabeza divagando por caminos de tierra. ¿Qué me pasaba? La MiM me llamaba y los caminos de Castellón reclamaban mi atención. ¿Acaso estoy maldito, hechizado, embrujado? ¿Es esto lo que motiva a un ultra runner? ¿Es esta la sensación de enajenación mental en plena naturaleza? ¿Es esto algún tipo perverso de masoquismo que nos invita a darnos cabezazos una y otra vez por pura diversión? Yo no sé exactamente lo que es pero lo sufrí durante una semana pero, por suerte o por desgracia, se fue apaciguando hasta que acabó desapareciendo en medio de la rutina diaria.

Allá por diciembre, su santidad Rafa Pobo me escribió un correo (o yo a él) para hablar sobre todo lo que se podría llegar a hacer con la segunda edición de la carrera de las carreras para los corredores minimalistas. Borbotones de ideas y ocurrencias sin parangón. El arrojo y la pasión con la que Rafa se entrega a ésta su carrera es admirable, su ilusión y carisma moviliza a toda una comunidad. Su persona, indisoluble de la MiM, deja un poso agradable cada vez que echamos la vista atrás y pensamos en ese fin de semana de mayo que parece que empieza a quedar indeleble en todos los calendarios.

Imposible no vincularse e implicarse. ¿Qué necesitas Rafa? Si está en mi mano (o lo que es lo mismo en mis 5dedos.es) cuenta con ello!

Sirva este párrafo como reconocimiento personal y, a la vez en nombre de muchos, a la inestimable y brutal labor que lleva a cabo nuestro querido Rafa Pobo cada año de forma desinteresada y altruista y a la vez de forma impecable.

¿Cuánto has entrenado?

La típica pregunta que nos hacemos unos a otros para ver si hemos hecho los deberes y estamos a nivel. Mi respuesta fue: poco pero solo por vergüenza a decir nada. Rutina copada por menesteres laborales. No es momento para quejarse por tener mucho trabajo pero si de algo me permitiera quejarme sería de falta de tiempo para entrenar. Mi propósito de año nuevo era entrenar con vistas a la MiM. Lo conseguí durante enero. A la que los compromisos se interpusieron poco a poco las horas semanales de running fueron bajando y ocuparon su lugar reuniones, visitas, correos, estudios, análisis, llamadas… Excusas en definitiva.

En Semana Santa vi claro que no podría asumir una carga de entrenamientos adecuada. Un día, de vacaciones, lloviendo a mares, el nervio no me permitía estar quieto y me lancé del sofá a calzarme mis VFF Spyridon, me puse mis mallas y el paravientos y no me lo pensé: a correr.

Estaba cayendo la del pulpo y sin embargo me daba igual. Sabía que tenía cara de tonto, de ido, mientras corría y eso me gustaba. No era capaz de pensar en nada, sólo oía mi propia respiración y un ligero chapa chap en la pista por la que iba corriendo. El ninja mojado. Nadie viniendo hacia mi; no iba a pasar a nadie; un camino de 10km de tierra todo para mí solo y para dejarme ir por completo. Cero reflexión, puro instinto. Párate, abre los brazos, mójate, saborea el momento.

Llegado a casa pensé que era a esa sensación a la que debería agarrarme para plantearme correr 63km: déjate ir, disfruta cuando puedas y piensa lo mínimo posible.

A la vuelta de semana santa un nuevo propósito: vida activa y dieta paleo. Moverme sobre mis dos piernas dos horas al día, disfrutar de un entorno natural durante ese tiempo y comer menos pero mejor. De nuevo la rutina se apoderó de las buenas intenciones pero, sin embargo ciertas pautas tanto alimenticias como vitales se habían instaurado para no marcharse.

Mi carrera (primera parte)

Mi compañero de masoquismo runeril Alberto Moleiro, apasionado profesional, decidió acompañarme en mi reto (nuestro reto) de la MiM. A pesar de ser más ligero y con mejores piernas que yo decidió hacer la carrera conmigo. Esto fue posible durante la primera mitad de la carrera. Me lo hizo muy fácil. Llegar a Les Usseres, a mitad de recorrido, con él marcando el ritmo fue tarea sencilla. Por un momento pensé que el calor del año pasado había sido el único motivo por el que pude acabar. Sin embargo, aun no me habían presentado a la segunda parte de la carrera y por lo que decía la gente era dónde la auténtica carrera empezaba.

Tras el kilómetro 34 empezó lo bueno: subidas y bajadas llenas de piedras. Las Spyridon o bien la muscultaura de mis pies no eran suficiente para ese terreno. Al menos no para correr. No podía seguir el ritmo de Alberto y él no era capaz de coger el suyo. Cada pocos metros cuando me incitaba a arrancar me tenía que frenar por el dolor. En el 44, en una bajada llena de piedras sueltas, lo hablamos: – Tú, tu carrera y yo ,la mía. – Me voy pero si me prometes que acabas. – Yo acabo, palabra. – Gracias por llevarme en volandas hasta aquí. Suerte Alberto. Ahora empieza lo mío.

Mi carrera (segunda parte)

Diálogo entre mis gónadas y mi cerebro:

Vale. Vale, David. Ya estás solo. Nadie te marca el ritmo. Ahora ya no tienes que apretar si no quieres. Puedes ir todo lo despacio que quieras para no hacerte daño. Ya nadie te va a oir lamentarte excepto tú mismo. Reponte. No estás solo. Puedes llegar. Échale huevos, joder. Te estarán esperando en meta. Piensa sólo en los próximos 10. Eso está hecho. Da igual una hora que dos. Este año tienes que llegar. Por ti, por la promesa a fuego que le acabas de hacer a Alberto y porque Sandra espera que llegues. Vamos, tío. Tienes mil cosas de quejarte pero no lo hagas. Métete en la carrera. El dolor es lo que hay. Tienes las rodillas y la espalda nueva. Ni un dolor muscular (bueno un poco el flexor pero tu como si no hubiera nada) sólo las plantas y sabes que puedes sobreponerte. Después de cada tramo de piedras vendrá uno de tierra. Seguro. Ya verás. Cada metro que recorres es un metro menos para llegar. Cada minuto que pasa es uno que te acerca de meta. Piensa en el próximo control y no pares, ni comas más de la cuenta. Agua y un gajo de naranja, si te ves apurado medio plátano. Tu reto es acabar, puedes hacerlo. Vamos. Aunque llueva… No te preocupes, ponte los manguitos. No escuches a este chico que te dice que el final es durísimo. Piensa en que estás bien y que todo es relativo al cansancio que lleva uno. Te estás portando. Vamos! Sí, un gelocatil es buena idea. Dos horas de dolor atenuado…

Con esta fuerza llegué al último control. El último descanso antes de llegar  la cima y empezar a bajar hacia meta pero… vaya… sorpresa…

Arenga final de mis gónadas a mi cerebro:

Madre mía, qué ganas de llorar. ¿Para qué todo este sufrimiento? Sandra está aquí, puedo irme a casa. ¿Por qué sigues queriendo subir? No hay nada ahi arriba para ti. ¿O sí? ¿Qué hay ahí arriba? Eres un tipo listo, racionalizalo. Racionaliza lo innecesario de todo esto o racionaliza el dolor y el cansancio y asume que es temporal y que haces lo que haces porque quieres hacerlo y porque te lo has propuesto. Recuerda aquel artículo. Sí, tú eres un buen tipo y de gran corazón. Por eso esas lágrimas que no quieres dejar que broten de tu ojos por la emoción. Te las podrías permitir pero te ablandarían demasiado y ahora necesitas apretarte los machos, despedirte de Sandra y seguir para arriba porque ya está decidido y no me apetece no acabar la MiM.

Lo demás es historia…

¿Y todo este sufrimiento para qué?

Como dijo mejor que yo mi queridísimo Pepe Roldán, estas carreras son una demostración de fuerza completamente innecesaria. Nada dentro de mi ser excepto mi propia cabezonería y pundonor hizo que cruzara la meta. ¿Por qué? ¿Para qué? Es muy difícil decirlo y abstraerlo en palabras y sin embargo siento que realmente hay algo que me instará a repetir el año que viene.

No es sólo el demostrarme que tengo los huevos tan duros como para ponerme un reto y conseguirlo. No es sólo demostrarme que querer es poder y que a veces no son las piernas lo que te mueven sino el corazón cuando es capaz de acallar la parte racional del cerebro. En cualquier caso estoy seguro que no todo son motivos personales y, por ende, hasta cierto punto egoístas.

Es también por vivir de inicio a fin un reto con unos amigos. Por compartir un fin de semana al año con un grupo de personas de mi misma tribu por afinidades y forma de pensar y que solo la distancia nos impide una mayor (si cabe) proximidad. Es por ayudar y apoyar la pasión de una gran persona con los arrestos de organizar una categoría absurda a ojos de muchos y que, sin embargo, nos permite tener un punto de encuentro cada año. Es por la posibilidad de vivir el desafío de corredores realmente grandes (entre otros), de hacer tuyo parte de su éxito y que ellos sientan como hazañas tu mediocre Sub 12. Es por sentirte parte importante de algo intangible y que no requiere de palabras para explicarse. Ser parte de una corriente de personas sencillas y humildes que abogan por escapar de lo preconcebido y tirarse a pecho descubierto por un camino sin marcar aun a riesgo de pegarse el mayor de los batacazos.

Sandra, Alberto, Rafa, Nano, Santi, Pepe, Francisco, Guille, Álvaro, Mariano, Iván, Ramón, Miquel, Anita, David, Claudi… En fin ¿Sub 12? ¿Y a quien le importa?

MiM 2013 en huaraches por Jordi Maldonado

6 junio, 2013 por David Lampon en Barefoot Tribe, Carreras y Atletas, Correr Barefoot
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Por fin he tenido la inmensa suerte de acabar la MiM calzando unas huaraches hechas con mis propias manos. Han sido 63kms llenos de emoción, dolor, rabia y sobretodo tenacidad y trabajo en equipo.

Yo no soy un corredor bueno. No tengo grandes marcas. Ni siquiera he sido deportista toda mi vida: hace poco tiempo aún fumaba un paquete al día, pesaba 7 kilos más que ahora y no me cuidaba lo más mínimo. Sin embargo un día empecé a correr, descubrí la montaña y el día que descubrí el minimalismo algo cambió en mi vida. Cuando me enteré que seis corredores habían conseguido finalizar la MiM tuve, literalmente, un ataque de celos. Yo también quería llegar allí arriba sin amortiguación así que compré calzado minimalista (Manny Newfeel, MT110, Breatho) e incluso diseñé mis huaraches y las probé por la montaña. Lo primero que pensé es que era imposible correr con ellas pero 5 minutos después entendí que ESE era mi reto: ponermelo dificil y ganar.

Tras varias pruebas, mejoré la protección pegando dos planchas Vibram de 5mm y abocardando el agujero central para evitar sentir el nudo de la suela y preservarlo del desgaste. Mejoré la lazada adelantando ligeramente los agujeros laterales y cambiando el cordón de cuero por uno de algodón y mejoré la estética añadiendo un par de cuentas de plata al final del mismo. Tras varios cambios, por fin había conseguido unos huaraches cómodos con las que llegué a correr largos de tres horas sin destrozarme y cuyo único punto débil era la tracción del pie sobre la suela en mojado o con mucho barro. Si llovía, el plan B era añadir un cordón extra que llevaba en la mochila y atarlo de manera transversal para evitar el deslizamiento lateral del pie en el apoyo. Esto sólo lo pude probar una vez y no tuve que usarlo en carrera.

El sábado, una vez en la pista de atletismo de la UJI, lo que único que me importaba era que estaba donde quería estar, acompañado de mis amigos de aventuras y que el sueño empezaba a hacerse realidad.

En la primera bajada (km17) me hice mucho daño. Me confié demasiado, hice algún apoyo equivocado y lo pagué. Las molestias eran tan grandes y la distancia hasta la meta tan descomunal que en el km 19 estuve a punto de abandonar. Apenas podía avanzar sin que me doliera todo porque cualquier pequeña piedra era un cuchillo atravesándome el pie, pero mis compañeros me convencieron para continuar. Su fe en mí era más grande que la mía propia y saber que para ellos llegar a meta era innegociable me dio fuerzas para seguir, por lo menos, intentándolo. Enchufé el mp3 y entré en trance. Desperté en el km40 en una de las ultimas bajadas. Ahí ya supe que era mía. Dejó de dolerme todo y entonces fuí yo quién animó a mis compañeros.

Llovió, pero no perdía tracción con el agua, sino con el barro y utilicé los palos que me dejaron para avanzar más deprisa sobre el fango. La lluvia me sentó genial: “un poco más difícil, por favor”. Mi hermano iba más fuerte que nadie, pero aguantó a nuestro lado. Se adelantaba y nos esperaba como un cachorro inquieto. Estaba emocionado por lo que estaba por llegar mientras Vicente las estaba pasando canutas, pero de nuevo, llegar a meta para él era innegociable.

La última bajada estaba llena de barro que se metía entre el huarache y el pie e impedía que pudiera ni siquiera andar. No podía avanzar e intenté quitármelo pero volvía a entrar a cada paso. Arranqué cesped y lo metí a presión, haciendo una especie de colchón de hierba entre el pie y huarache y para mi sorpresa ¡funcionó! A 200m de meta, empecé a saltar de la emoción (¡¡¡toooomaaaaa!!!) y en uno de esos saltos, el nudo central de mi sandalia derecha saltó por los aires. Tuve que arrancármela para continuar.

Crucé la meta cogido a mi hermano (debutante en la distancia) y a mi compañero (una hora por debajo de su mejor marca en MiM) en 11h y 42´ y mi pie derecho descalzo pisó la alfombra. Cuando me senté a quitarme el chip, me saltaron las lágrimas. Había conseguido hacer mi sueño realidad, junto con el sueño de mi hermano y el sueño de Vicente. Fue la mejor entrada en meta de mi vida… aunque espero mejorarla algún día.

Autor: Jordi Maldonado

Ignacio y Fabián Blanco, la nueva generación minimalista

29 noviembre, 2012 por David Lampon en Barefoot Tribe, Carreras y Atletas, Equipo 5dedos
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Nuestra vinculación con el calzado minimalista, hablo de mi hijo Fabián y de mí mismo, Ignacio; se concretó cuando a raíz de una lesión que tuve en el tendón rotuliano que se alargaba en el tiempo hasta casi un año, el azar de Google me llevara a un artículo en la página web de Lance Armstrong sobre cómo beneficiaba el correr descalzo en la mejora de este tipo de lesión. Para entonces ya no tenía nada que perder pues había probado de todo: plantillas, reposo, estudios de pisada, zapatillas, etc. por lo que decidí si bien no correr descalzo, cosa que me parece maravillosa (pero en el ámbito de una ciudad y con estos píes totalmente vírgenes me parece muy arriesgado hacerlo de un día para otro), sino comprarme unas zapatillas Puma de paseo con la misma altura de talón que de metatarso pues creo que esa es la clave para no forzar el ángulo de la rodilla al apoyar el pie en la carrera y sobrecargar esta zona.

La verdad, la gente del ambiente atlético que pasa de verte siempre con lo mejorcito del calzado amortiguado a llevar una especie de zapatillas cutres y feas como eran esas Puma amarillas de oferta en los pies te mira como diciendo “¡Éste ha perdido el norte!”.

Yo siempre he sido bastante rebelde ante lo establecido y en esta ocasión tampoco iba a dejar de serlo por lo que continue con la apuesta y, poco a poco, mi lesión fue desapareciendo hasta convertirse en un recuerdo. Dejé de programar carreras y dedicarme a correr y disfrutar sin ambiciones deportivas. Compré unas Saucony Hattori y empecé a entrenar los 180 pasos por minuto con ayuda de un metrónomo de guitarra. Las sensaciones a veces eran de volar. La ligereza de esas zapatillas y la adaptacion al pie era como llevar un Ferrari después de estar acostumbrado a conducir un camión. La gente no se podía creer que pudiera hacer 10 km con eso.

Ya conocía las Vibram Fivefingers desde hacia unos años pero las miraba como maravillosas aunque no aptas para la vida real. Después de seís o siete meses corriendo con zapatillas minimalistas o de competición, accidentalmente, visitando la feria del Maratón de Madrid, encontramos mi hijo Fabián y yo el stand de Vibram donde aprovechamos para probárnoslas.

Fabián tiene ahora 11 años y lleva federado en atletismo 4, tiempo en que ha cosechado infinidad de victorias y podios. Tenemos unas 60 copas en casa. Es campeón de Madrid de cross, de 1000 metros donde, con sólo 10 años recién cumplidos, era capaz de recorrerlos en 3m11s.

Tiene una técnica de carrera por otra parte que no deja indiferente y todo ello sin una atención especial sino entrenando con un grupo de chicos de su edad un par de veces en semana y sin ningun trato preferencial.

Me acuerdo que después de estar un rato para colocármelas, trote por allí un poco y me sentí fantástico, lo mismo que mi hijo por lo que al poco tiempo adquirí unas VFF KSO. Poco a poco me fui adaptando, corría prácticamente todos los días unos 25 minutos y así fui fortaleciendo los píes y mejorando y estudiando la técnica. Desde luego mi transición es muchísimo más lenta que la de mi hijo: a mí todavía me queda mucho. Las Vibram Fivefingers son lo máximo: exigen muy buena técnica de carrera y unos pies muy fuertes pero, una vez iniciado el camino, ya no existe retorno: es correr así o no correr. Es algo mas que correr tal como lo he visto siempre, hay algo místico en ello.

Fabián, por su parte, el primer cross que corrió con ellas lo ganó así como la milla urbana mas famosa de Madrid. Para él todo es más fácil, es algo natural, si bien hay que estar siempre vigilante por los excesos que sin darse cuenta comete jugando. Él ya se ha acostumbrado a tener los dedos de los pies libres y solo se quita las Vibram para ponerse en algunos entrenamientos unas Merrell Barefoot de una calidad tremenda, a prueba de niños, eso sí zero drop y con casi nula amortiguación.

Por otra parte he estudiado mucho todos los aspectos del minimalismo. Gracias a internet he podido leer multitud de cosas sobre este mundo apasionante y autodescubrirme como un auténtico loco de la biomecánica. Por ello espero seguir contando en un futuro próximo nuestras hazañas (aunque las mías al lado de las suyas son mucho más humildes). Estoy seguro que algún día esta forma de correr le dará a mi hijo un plus en su rendimiento.

Y por último os puedo decir una cosa después de esta experiencia: todo el mundo de las zapatillas de running es una farsa, todo es un negocio, lo he podido comprobar en mi piel, parece duro pero es así.

Un abrazo a todos los rebeldes. La revolución en el mundo del running esta aquí y un consejo: si llevas años conduciendo un camión, tomate tu tiempo para llevar un súper deportivo, puedes tener una mala experiencia pero merece la pena si te apasiona correr.

Marató del Montseny, Oscar Roig

27 noviembre, 2012 por David Lampon en Barefoot Tribe, Carreras y Atletas
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Mi encuentro con la Marató del Montseny empezó un poco antes del verano. Había hecho mi primera maratón en Marzo en Barcelona, ya tenía el gusanillo de repetir pero quedaba casi un año para volver a hacer la misma. Mirando opciones encontré que en otoño se hacía la Maratón de Valencia pero se me escapaba de presupuesto. Así que cuando vi que en Noviembre podía disputar una maratón barata y cerca de casa no me lo pensé. Debo decir que el desnivel no me preocupó, pensé que sería parecido a una de asfalto solo que con tierra y alguna subida.

Para situarnos, la Marató del Montseny son los 42 y algo kilómetros reglamentarios (al final pasaron a ser 43) y su denivel positivo era de 2500m, que luego pasaron a 2.700m. Más de 5.000 metros acumulados. Estos números deberían indicarme que esto es algo serio pero mi ignoráncia en temas de montaña hizo que lo tomara como algo duro, pero sin ninguna excepcionalidad.

Mi ignorancia era tal que hasta el momento solo había hecho una carrera de montaña, una trail y era por Collserola. Una broma en cuanto a desnivel en la cual además sufrí. Por ello me dirigí a la web y en Agosto empecé el planning que proponían allí. Pero ya sabemos que en verano cuesta entrenar. Que si ahora hace calor, ahora se está bien pero es de noche, ahora me voy con unos amigos y ahora llevo todo el día descansando y no me apetece. Además influyó también el hecho de que el planning lo encontré demasiado asequible de inicio, lo que hizo que hacia Septiembre lo abandonara. En Octubre mis entrenamientos fueron a peor. Pasé de entrenar unos poco recomendables 3 días a la semana a hacerlo solo sábado y domingo. Almenos decidí que uno de ellos debía ser un entreno de más de 20km, con una prueba de fuego que pasé el 21 de Octubre, 3 semanas antes del día D. Ese día hice la Marxa de les Bonesvalls, una carrera de 28km con un desnivel positivo de 900m. Además ese día llovió lo que no está escrito con lo que al finalizar la prueba pensé que estaba bastante bien de piernas y que podría acabar Montseny.

¿Por qué cuento esto? Porque gracias a este planning de entreno creo que puedo explicar porqué sufrí todo lo que lo hice. Llegaba a una carrera que pensaba que era un paseo y además con poco entreno. Cierto es que mi objetivo era acabarla dentro de las 8 horas pero aún así creo que fuí muy poco entrenado.

A todo esto también tuve debate sobre qué calzado llevar. Había entrenado con las New Balance MT00. Todas las opiniones que recogí decían que esas zapatilals no me aguantarían y que el pie tampoco lo haría. Yo estaba bastante convencido de que mis pies podrían con ello pero no lo estaba tanto con las zapatillas. Pensaba que podrían deshacerse en alguna bajada o que la suela se desprendería. Barajé llevar una bolsa con mis Five Fingers Bikila de asfalto pero al final me lancé a la piscina.

El día D, después de dormir poco y mal llegué a Sant Esteve de Palautordera dispuesto a acabar la carrera. Se veían las 2 montañas que teníamos que coronar, el Matagalls por un lado y el Turó del Home por el otro. No éramos más de 300 así que me puse el último. El parte metereológico decía que podía llover un poco y que haría bastante frío en las cumbres así que me abrigué a conciencia.

Salida y ya me pongo de los últimos. Hasta el km 16 era una subida más o menos continuada de unos 600 metros de desnivel positivo. Mi táctica era no quemarme al inicio así que las subidas con un poco de repecho las hacía andando. Los avituallamientos eran muy completos y daban ganas de quedarse ahí zampando pero a paso seguro llegué al Hotel Sant Bernat en 2:30, con casi media hora de margen sobre el tiempo de control. Éramos bastantes ahí así que vi que iba bien y empecé la subida al Matagalls. Sobre el gráfico de desnivel parecía una cosa pero nada más empezar ya empecé a ver que eso iba en serio.

800 metros de desnivel en 3.5km. Y de correr nada así que empezamos a subir en fila. Al principio íbamos por caminito, con vegetación que tapaba la visibilidad y con mucha niebla en la cumbre, lo que hacía que nunca supieras cuanto quedaba. Hacia el final de la subida recordé que una de las pantallas del Garmin me daba la altitud así me íba dando ánimos mientras no llegaba a los 1650 metros anhelados. Total que la subida se hizo muy dura y lenta. Eso de carrera no tenía nada y yo solo quería empezar a bajar ya que arriba hacía frío y llevaba toda la camiseta térmica mojada de sudor.

Pero ¡ay la bajada! Las piernas no responden como deberían y el sendero está lleno de hojas secas con lo que he de ir con cuidado si no quiero clavarme la primera piedra que encuentre. Además el avituallamiento de la cumbre misteriosamente ha desaparecido con lo que mi necesidad de agua empieza a ser urgente. A todo esto me fuí encontrando con excursionistas que subían hacia el Matagalls y me dió por pensar que estaban locos, que con el frío que hacía allí arriba yo no me iba un día de excursión ni loco. Cosas en la que uno piensa cuando quiere distraerse.

Llego al avituallamiento de Sant Marçal, entre el Matagalls y el Turó de l’Home, a 1100 metros y el panorama no es muy halagador. Yo estoy deshecho, estamos en el kilómetro 24, aún queda la subida al Turó y el tiempo de corte lo tengo encima. Llevo 4:30 y ese control ya están pensando en cerrarlo. Tengo una hora y media para llegar al control del Turó, en la cumbre. Me tomo 5 minutos para comer y beber todo lo que puedo mientras veo como a unos corredores se los llevan a la ambulancia por hipotermia. Yo como llevo 4 capas voy sudando y estoy aún mojado pero me cojo una botella de agua mientras pienso que aunque estaría bien abandonar, no quiero llegar a la meta en furgoneta. Así que solo y pensando que soy el último encaro el camino que me llevará a la cumbre.

La subida del Turó se hace por un camino que zigzaguea atravesando diversas veces una “tartera” con lo que las rocas son comunes. Me enganché a 2 corredores que estaban en un estado lamentable, similar al mío y fuimos subiendo como pudimos. Al llegar a Les Agudes, a 1650m, quedaban 10 minutos para el cierre del control. Yo ya iba pensando en la discusión que tendría si me hacían bajar en furgoneta pero aún quedaban 2 kilómetros por la carena con una niebla que no veía más allá de 5 metros. Se me hicieron eternos, no llegaba nunca pero al fin encontré a mis 2 compañeros de subida y una vez hecha la cumbre del Turó y habiéndonos avituallado empezamos a bajar.

Toda la bajada era por caminito con piedras sueltas y tengo que decir que no es el terreno ideal para las MT00. Gracias a mi poca concentración debido al cansancio acabé en chutando un piedrote grande con lo que el dedo me quedó resentido y me vi incapaz de seguir el ritmo de los otros 2 corredores. Aún así estaba sorprendido ya que a nivel muscular estaba bien, no me dolía nada a aparte del cansancio. Cuando la bajada dejó de ser muy pronunciada quise correr un poco para estirar las piernas pero entonces me vi muy mal de barriga.

Tenía unas náuseas constantes y mucho hipo, lo que hacía que al correr no pudiera respirar bien. Fui alternando andar con trotar y los pocos corredores que quedaban a mi espalda me fueron pasando. Me supo muy mal ya que quería correr y mis piernas me lo permitían pero la respiración no me dejaba.

Empecé a sufrir ya que no llegaba a la meta en las 8 horas marcadas y pensaba que cuando llegara no habría nadie. Además mi pareja me esperaba en la meta y sufría por si ella pensaba que me había pasado algo. Además, ver que te quedan sólo 5 kilómetros que cualquier día te los harías en unos 20 minutos, y que hoy vas a 15 minutos el kilómetro porque no puedes trotar más rápido desmoraliza mucho. Al final pasé los últimos carteles de kilómetro, me tuve que volver a mojar un kilómetro antes de llegar a la meta por cruzar un río y llegué a la meta trotando en un estado lamentable.

Contento por haberlo conseguido pero pensando que era la primera y última vez que hacía algo así. Hoy, una semana y media más tarde, pienso que tengo que repetir ya que llegué tan tarde (8 horas y 43 minutos) que no salgo en las clasificaciones.

A nivel de pies estuve perfecto. Sólo las agujetas típicas y esperadas pero debo decir que a mí no me sirve ningún otro tipo de calzado. Quizás si fuera más rápido en las bajadas me gustaría contar con algo más de protección pero para las subidas y demás funciona perfecto en todo tipo de terreno.

BSS2012: Conferencia (+ bonus track)

21 noviembre, 2012 por David Lampon en Barefoot Tribe, Equipo 5dedos
2 comentarios

Durante la pasada semana y el principio de esta esta hemos intentado acercaros a las experiencias de 5 atletas minimalistas en esta carrera tan especial. Podéis encontrar las crónicas de cada uno de los integrantes del equipo 5dedos: Jesus Morales, Fran Cabrera, Iván Regalado, José Luis Galán y Claudi Cisneros.

Hoy, como punto final, os presentamos la conferencia que tuvo lugar el sábado por la mañana en la feria del corredor: “Correr con amortiguación o correr descalzo; pros y contras” en la que participaron:
  • Xabier Benegas de la Clínica Benegas, experto en biomecánica del pie
  • Pablo Aranda de IMQ, experto en medicina deportiva
  • David Lampón de 5dedos, adalid del minimalismo y el barefoot
  • Equipo 5dedos al completo como inquietos e irreverentes preguntadores

Se presentan a debate muchas cuestiones controvertidas que seguro que dan para mucho. Os animamos a que presentéis vuestras opiniones y a establecer un diálogo (siempre respetuoso) en los comentarios.

Como bonus track y para todos aquellos que no pudisteis participar en la carrera os dejamos aquí el testimonio en primera persona de Jesús Morales y su primera hora de BSS2012.

¡Gracias Jesús! ¡Eres un fenómeno!

Hasta el año que viene! Ez adiorik Euskal Herria!

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