Introducción al minimalismo
10 abril, 2014 | por David Lampon en Básicos de Barefoot y Minimalismo |
Este artículo es parte del magazine digital de Turia Life
La revolución del calzado minimalista
Entender el movimiento minimalista requiere de una contextualización previa. Nos encontramos inmersos en una época de crisis en la que muchas de las comodidades, derechos y privilegios que teníamos hasta hace poco se han visto condicionadas por el actual escenario socioeconómico en el que nos encontramos inmersos.
Como consumidores nos hemos vuelto muy críticos y ya no estamos dispuestos a pagar sin mirar. Ahora más que nunca valoramos y sopesamos mucho si el producto o el servicio que vamos a adquirir es adecuado para nosotros, si realmente lo necesitamos y si el precio es proporcional a su retorno.
Además estamos completamente sumergidos en la era de la comunicación y las redes sociales donde tenemos a golpe de ratón toda la información y opinión sobre cualquier tema del que queramos saber más. Todo debe replantearse y por qué no el calzado.
La revolución del running popular
Además, en épocas de crisis, el deporte toman relevancia como válvula de escape y vehículo socializador y, de entre todas las actividades físicas, la que está sufriendo un mayor auge es el atletismo amateur. Teóricamente es sencillo y requiere de poco material e infraestructura ya que lo único que necesitamos son kilómetros y unas buenas zapatillas.
Hasta aquí todo correcto pero, ¿qué entendemos como unas buenas zapatillas? Si hubiéramos decidido empezar a correr hace diez años posiblemente no nos plantearíamos nada de esto pero ahora resulta obligatorio. Estadísticamente el 80% de los corredores populares sufren algún tipo de lesión a lo largo del año y eso significa que algo estamos haciendo mal. ¿Cómo puede ser que una actividad saludable y teóricamente tan natural e intrínseca a nuestra propia naturaleza, reporte cifras de epidemia mirando los partes de lesiones y molestias?
Correr es natural. Lo que no es natural es dejar de hacerlo durante varios años, ni o querer ser altamente competitivo después de años de inactividad. Obviar estos dos hechos son uno de los motivos de ese 80% de lesionados.
Por otra parte somos una sociedad consumista en la que estamos acostumbrados a buscar soluciones a problemas en forma de producto. Aquí nos reencontramos con la parte de “para empezar a correr necesitas unas buenas zapatillas”. La tendencia normal es pensar que una buena zapatilla llevará pegada una etiqueta con todo una interminable retahíla de términos técnicos sobre la ingeniería del calzado, geles, distribución de pesos y corrección de pisada. Lo cierto es que si repasamos la historia, el origen de toda esta tecnología no aparece hasta 1972.
Calzado minimalista
El propósito del calzado a nivel general, dejando de lado el apartado estético y pensando solo a nivel funcional, es cubrir las necesidades de protección y confort (sensorial y térmico), es decir: no modificar la función del pie sino protegerlo de los elementos externos. Si pensamos en imágenes de la historia antigua, en zonas relativamente civilizadas y cálidas, entenderemos que el calzado no era una necesidad sino un elemento de clasificación social o puramente estético.
Imaginemos qué calzado llevaban los corredores en las primeras olimpiadas griegas en 776 a.C. y en el que llevaban los atletas de las primeras olimpiadas modernas en 1896 en Atenas. Obviamente, de las primeras no tenemos documentación gráfica más allá de algunas vasijas pero de las segundas sí y resulta que muchos de ellos corrían descalzos o con lo que hoy en día reconocemos como zapatillas populares, la mínima expresión del calzado. Por ello podemos afirmar que durante más de 2500 años el calzado no ha evolucionado a nivel funcional, básicamente porque no había una necesidad para que lo hiciera. Además hay que puntualizar enérgicamente que antes no había atletas profesionales sino que todo el mundo integraba en su día a día la actividad física y los que competían podían ser granjeros, pastores o soldados. Si durante todo este tiempo un calzado simple o inexistente ha permitido correr a las personas, ¿realmente necesitamos tanta tecnología para poder correr?
Solemos dejarnos seducir por la maravilla tecnológica pero como reza la máxima minimalista hay ocasiones en la que menos es más (- = +) y el calzado minimalista es un claro exponente de esta filosofía.
Partamos de la idea de que el ser humano nace perfecto (o lo más perfecto que pueda llegar a ser)y son sus vicios y rutinas lo que condicionan su desarrollo para bien y para mal. Lo que más ayuda a un cuerpo a estar en forma es precisamente usarlo. Correr es una de las mejores maneras de usar un cuerpo y aunque pueda sonar irreverente, el pie desnudo tiene prácticamente todo lo necesario para poder ejecutar perfectamente su función. Sin embargo el entorno en el que podemos utilizarlo actualmente no siempre es todo lo amigable que debería ser para poder correr descalzo. Por tanto el calzado que deberíamos escoger es aquel que proteja pero que no interceda en la función natural del cuerpo, es decir, no necesitamos amortiguación.
Características de una zapatilla minimalista
Las zapatillas minimalistas se caracterizan por no tener ningún tipo de amortiguación, una grosor de suela mínimo y gran amplitud en la zona de los dedos del pie para que estos puedan expandirse libremente y aumentar la superficie de descarga de peso en cada pisada.
El no tener cuña, como la gran mayoría de las zapatillas modernas, ofrece la ventaja de permitir que el cuerpo descargue el peso sobre los músculos y articulaciones de forma completamente vertical tal y como como ha sido diseñado a nivel evolutivo. La no existencia de amortiguación adicional permite que las articulaciones, musculatura y tendones del tren inferior actúen como amortiguadores naturales acumulando energía elástica y ayudando en la dinámica de carrera.
Jogging y carrera minimalista
En 1972, con las primeras zapatillas con cuña de la historia se hizo posible el jogging que es, básicamente, correr lo suficientemente despacio como para poder impactar con el talón antes que con el ante pie sin hacerse daño. La carrera minimalista, llamada así por ser la propia de las zapatillas minimalistas y por tanto la misma que realizaríamos con el pie descalzo, provoca un cambio postural con respecto al jogging. La alineación de las articulaciones con la espalda resultan inmediatas al eliminar elementos artificiales de los pies y tras unos pocos pasos la tendencia es a pisar cerca de la vertical del cuerpo en lugar de adelantar la pierna e impactar de entrada con el talón.
Parecería que no es una gran diferencia, pero cuando saliendo a correr durante una hora se pueden llegar a realizar 10.000 pisadas cualquier disfunción o desviación, por pequeña que sea, puede procurar un gran daño. Afortunadamente, el cuerpo tiene un mecanismo para avisarnos de cuando algo no empieza a funcionar como debería; el dolor. Sin embargo, nuestra naturaleza competitiva y la no comprensión del deporte, principalmente como una actividad saludable, nos hacen caer en el error de pensar que el dolor es un estado al que hay que sobreponerse para llegar al siguiente nivel de capacitación física. Si un día acabas de correr y no te duele nada, podrás correr al día siguiente lo cual no quiere decir que no te hayas esforzado. Hay una gran diferencia entre esfuerzo y cansancio con respecto a dolor y molestia.
Cómo probar la técnica minimalista
Si llegados a este punto se ha despertado la curiosidad y de algún modo la reflexión ha resultado coherente sólo queda por proponer un modo de experimentar todo esto y poder comprobarlo en primera persona. Por suerte resulta sencillo y barato: just go barefoot (sólo descálzate).
Los pies agradecen estar descalzos, resulta muy reconfortante sentir el suelo que pisamos. Las sensaciones que emanan de las plantas de los pies son excepcionales y tienen una relación directa con la función que, a menudo, no les permitimos desarrollar. El pie envía los datos al cerebro quien en cada pisada organiza la descarga de pesos del cuerpo para hacerle mantener el equilibrio y anticipar piedras y obstáculos. Si cubrimos el pie con centímetros de goma y un desequilibrio en forma de cuña toda la información debe reinterpretarse y ajustarse a la nueva posición estructural del cuerpo alejándose del estado ideal original. Todo empieza y acaba en los pies.
La mejor manera de experimentar los beneficios de las zapatillas minimalistas es caminar descalzo: por casa, por la playa, por el paseo, por donde quieras. Si estás a gusto y tu cuerpo parece agradecerlo, bienvenido al mundo minimalista, tu pie está empezando a disfrutar de su rehabilitación.
Como habrás comprendido tu pie es precisamente el punto más débil de la cadena, de tu tren inferior. Si tonificas y recuperas la musculatura intrínseca, la fuerza y la movilidad de tu pie podrás correr toda la vida porque recuerda: no dejamos de correr porque envejezcamos sino que envejecemos porque dejamos de correr.
Arquitecto, corredor amateur y estudioso del barefoot y correr descalzo a partes iguales. Sin duda, David se ha convertido en uno de los principales referentes del barefoot en España gracias a su capacidad de investigación y análisis, la experimentación en sus propias carnes y sus grandes dotes comunicativas. Quieres estar a la última del minimalismo? sigue a David!
Saludos : felicitaciones por este articulo, le cuento que soy guatemalteco, residente de Quetzaltenango; puedo decirle que tengo mas de cuatro años de practicar BAREFOOT,Y que su información , perfectamente acertada, la edad que tengo es de 71 años, por lo que aconsejo que practiquen el correr natural o sea el BAREFOOT, ya he corrido carreras de 10,15,20, 30, y 24.195 Km. Saludos ,
Muchas gracias Carlos por su comentario