Mi MiM: ¿y todo esto para qué?
12 junio, 2013 | por David Lampon en Barefoot Tribe, Carreras y Atletas, Correr Barefoot, Equipo 5dedos |
Después de 10km en subida, lloviendo, con el frío metido en el cuerpo y los pies doloridos, por fin llego al último avituallamiento. 60km tras de mí y sólo 3km en bajada para llegar a meta. Sin embargo, no había contado con un terreno embarrado en este último tramo. El eco de la montañas me juega una mala pasada ya que, al poco de empezar a bajar, escucho la megafonía que me promete la cercanía de meta aunque, como más adelante comprenderé, aun quedaba mucho trecho por salvar.
Camino rápido pero con prudencia, muy flexionado por las rodillas ante la visión de un posible resbalón del que, seguro, me costaría levantar. Sigo como puedo, la euforia por la proximidad de meta me invade y contra más gente cruzo mayor es el contagio de emociones.
¿3 kilómetro? ¡No fastidies! Pero si no llego nunca…
Me cruzo a un miembro de la organización que camina en dirección contraria. – 1200 metros – dice. Mi cabeza empieza a especular sobre mi percepción de que son 1200 metros; de cual será, en realidad, su percepción de lo que son 1200 metros; de cuánto, objetivamente, son 1200 metros y si, en cualquier caso, lo ha dicho para animarnos o para picarnos a apretar aun más. Con suerte estos pensamientos me permiten estar ocupado durante 50 metros (o esa fue mi percepción).
Sigo avanzando y miro mi reloj: 11:58. De repente se me pasa por la cabeza el absurdo pensamiento de que puedo ser Sub 12. No sé de dónde saco fuerzas para correr lo que yo percibo como un sprint (aunque lo dejaremos en un simple incremento de ritmo). Me quedan cerca de 500 metros y, por fin, tengo contacto visual con la línea de llegada ¿podré llegar a tiempo?
Empiezo a ver gente esperando a los lados del camino y entro en un tramo enmarcado por cintas de la organización. Ya estoy aquí. – Mira un barefoot. – Encaro la linea de meta y veo el reloj, puedo relajarme, llegaré sobrado. Podría apretar un poco más pero tengo unos chicos delante que tienen la misma alegría que yo en el cuerpo y me parece mucho más elegante mantenerme donde estoy que quedar delante suyo. Exprimo lo último que me queda y cruzo la meta. Sí! Sub 12! Por 15 segundos, pero Sub 12!
Me marco una burpee y un abrazo con Rafa Pobo (el hombre del año en Castellón). – Esto es la MiM, David – Como le dijo Leónidas al emisario persa antes de tirarlo al foso sin fin de una patada. Tras bajar pulsaciones me doy cuenta del frío y el cansancio que tengo y lo mucho que me apetece un caldo caliente o un chocolate con churros. Permitanme que siente a descansar.
Así es como acabó mi carrera. Objetivamente un tiempo mediocre pero para mí todo un logro. Rebobinemos un poco.
Binomio MiM – Rafa Pobo
El año anterior había participado en la MiM pero debido al poco entrenamiento, a los 35 grados a la sombra y a la incomparable compañía de un hombre descalzo hicieron que me tomara la carrera de un modo poco competitivo y, como cantaría Frank Sinatra, a mí manera. Sin embargo y aunque sólo hice la mitad del recorrido, quedé cansado, hastiado y convencido de que nunca volvería a correr de forma voluntaria.
Ésa fue mi sensación al acabar mi primera MiM en Les Usseres. Sin embargo, al día siguiente, me sobrevino un run-run (nunca mejor dicho) en el estómago. Algo me había dejado pendiente en los bosques de Castellón. Una sensación que inexpicablemente fue aumentando en los días siguientes cada vez que tenía un espacio para pensar o para tener la cabeza en blanco. Por las noches los ojos como platos en cama y la cabeza divagando por caminos de tierra. ¿Qué me pasaba? La MiM me llamaba y los caminos de Castellón reclamaban mi atención. ¿Acaso estoy maldito, hechizado, embrujado? ¿Es esto lo que motiva a un ultra runner? ¿Es esta la sensación de enajenación mental en plena naturaleza? ¿Es esto algún tipo perverso de masoquismo que nos invita a darnos cabezazos una y otra vez por pura diversión? Yo no sé exactamente lo que es pero lo sufrí durante una semana pero, por suerte o por desgracia, se fue apaciguando hasta que acabó desapareciendo en medio de la rutina diaria.
Allá por diciembre, su santidad Rafa Pobo me escribió un correo (o yo a él) para hablar sobre todo lo que se podría llegar a hacer con la segunda edición de la carrera de las carreras para los corredores minimalistas. Borbotones de ideas y ocurrencias sin parangón. El arrojo y la pasión con la que Rafa se entrega a ésta su carrera es admirable, su ilusión y carisma moviliza a toda una comunidad. Su persona, indisoluble de la MiM, deja un poso agradable cada vez que echamos la vista atrás y pensamos en ese fin de semana de mayo que parece que empieza a quedar indeleble en todos los calendarios.
Imposible no vincularse e implicarse. ¿Qué necesitas Rafa? Si está en mi mano (o lo que es lo mismo en mis 5dedos.es) cuenta con ello!
Sirva este párrafo como reconocimiento personal y, a la vez en nombre de muchos, a la inestimable y brutal labor que lleva a cabo nuestro querido Rafa Pobo cada año de forma desinteresada y altruista y a la vez de forma impecable.
¿Cuánto has entrenado?
La típica pregunta que nos hacemos unos a otros para ver si hemos hecho los deberes y estamos a nivel. Mi respuesta fue: poco pero solo por vergüenza a decir nada. Rutina copada por menesteres laborales. No es momento para quejarse por tener mucho trabajo pero si de algo me permitiera quejarme sería de falta de tiempo para entrenar. Mi propósito de año nuevo era entrenar con vistas a la MiM. Lo conseguí durante enero. A la que los compromisos se interpusieron poco a poco las horas semanales de running fueron bajando y ocuparon su lugar reuniones, visitas, correos, estudios, análisis, llamadas… Excusas en definitiva.
En Semana Santa vi claro que no podría asumir una carga de entrenamientos adecuada. Un día, de vacaciones, lloviendo a mares, el nervio no me permitía estar quieto y me lancé del sofá a calzarme mis VFF Spyridon, me puse mis mallas y el paravientos y no me lo pensé: a correr.
Estaba cayendo la del pulpo y sin embargo me daba igual. Sabía que tenía cara de tonto, de ido, mientras corría y eso me gustaba. No era capaz de pensar en nada, sólo oía mi propia respiración y un ligero chapa chap en la pista por la que iba corriendo. El ninja mojado. Nadie viniendo hacia mi; no iba a pasar a nadie; un camino de 10km de tierra todo para mí solo y para dejarme ir por completo. Cero reflexión, puro instinto. Párate, abre los brazos, mójate, saborea el momento.
Llegado a casa pensé que era a esa sensación a la que debería agarrarme para plantearme correr 63km: déjate ir, disfruta cuando puedas y piensa lo mínimo posible.
A la vuelta de semana santa un nuevo propósito: vida activa y dieta paleo. Moverme sobre mis dos piernas dos horas al día, disfrutar de un entorno natural durante ese tiempo y comer menos pero mejor. De nuevo la rutina se apoderó de las buenas intenciones pero, sin embargo ciertas pautas tanto alimenticias como vitales se habían instaurado para no marcharse.
Mi carrera (primera parte)
Mi compañero de masoquismo runeril Alberto Moleiro, apasionado profesional, decidió acompañarme en mi reto (nuestro reto) de la MiM. A pesar de ser más ligero y con mejores piernas que yo decidió hacer la carrera conmigo. Esto fue posible durante la primera mitad de la carrera. Me lo hizo muy fácil. Llegar a Les Usseres, a mitad de recorrido, con él marcando el ritmo fue tarea sencilla. Por un momento pensé que el calor del año pasado había sido el único motivo por el que pude acabar. Sin embargo, aun no me habían presentado a la segunda parte de la carrera y por lo que decía la gente era dónde la auténtica carrera empezaba.
Tras el kilómetro 34 empezó lo bueno: subidas y bajadas llenas de piedras. Las Spyridon o bien la muscultaura de mis pies no eran suficiente para ese terreno. Al menos no para correr. No podía seguir el ritmo de Alberto y él no era capaz de coger el suyo. Cada pocos metros cuando me incitaba a arrancar me tenía que frenar por el dolor. En el 44, en una bajada llena de piedras sueltas, lo hablamos: – Tú, tu carrera y yo ,la mía. – Me voy pero si me prometes que acabas. – Yo acabo, palabra. – Gracias por llevarme en volandas hasta aquí. Suerte Alberto. Ahora empieza lo mío.
Mi carrera (segunda parte)
Diálogo entre mis gónadas y mi cerebro:
Vale. Vale, David. Ya estás solo. Nadie te marca el ritmo. Ahora ya no tienes que apretar si no quieres. Puedes ir todo lo despacio que quieras para no hacerte daño. Ya nadie te va a oir lamentarte excepto tú mismo. Reponte. No estás solo. Puedes llegar. Échale huevos, joder. Te estarán esperando en meta. Piensa sólo en los próximos 10. Eso está hecho. Da igual una hora que dos. Este año tienes que llegar. Por ti, por la promesa a fuego que le acabas de hacer a Alberto y porque Sandra espera que llegues. Vamos, tío. Tienes mil cosas de quejarte pero no lo hagas. Métete en la carrera. El dolor es lo que hay. Tienes las rodillas y la espalda nueva. Ni un dolor muscular (bueno un poco el flexor pero tu como si no hubiera nada) sólo las plantas y sabes que puedes sobreponerte. Después de cada tramo de piedras vendrá uno de tierra. Seguro. Ya verás. Cada metro que recorres es un metro menos para llegar. Cada minuto que pasa es uno que te acerca de meta. Piensa en el próximo control y no pares, ni comas más de la cuenta. Agua y un gajo de naranja, si te ves apurado medio plátano. Tu reto es acabar, puedes hacerlo. Vamos. Aunque llueva… No te preocupes, ponte los manguitos. No escuches a este chico que te dice que el final es durísimo. Piensa en que estás bien y que todo es relativo al cansancio que lleva uno. Te estás portando. Vamos! Sí, un gelocatil es buena idea. Dos horas de dolor atenuado…
Con esta fuerza llegué al último control. El último descanso antes de llegar la cima y empezar a bajar hacia meta pero… vaya… sorpresa…
Arenga final de mis gónadas a mi cerebro:
Madre mía, qué ganas de llorar. ¿Para qué todo este sufrimiento? Sandra está aquí, puedo irme a casa. ¿Por qué sigues queriendo subir? No hay nada ahi arriba para ti. ¿O sí? ¿Qué hay ahí arriba? Eres un tipo listo, racionalizalo. Racionaliza lo innecesario de todo esto o racionaliza el dolor y el cansancio y asume que es temporal y que haces lo que haces porque quieres hacerlo y porque te lo has propuesto. Recuerda aquel artículo. Sí, tú eres un buen tipo y de gran corazón. Por eso esas lágrimas que no quieres dejar que broten de tu ojos por la emoción. Te las podrías permitir pero te ablandarían demasiado y ahora necesitas apretarte los machos, despedirte de Sandra y seguir para arriba porque ya está decidido y no me apetece no acabar la MiM.
Lo demás es historia…
¿Y todo este sufrimiento para qué?
Como dijo mejor que yo mi queridísimo Pepe Roldán, estas carreras son una demostración de fuerza completamente innecesaria. Nada dentro de mi ser excepto mi propia cabezonería y pundonor hizo que cruzara la meta. ¿Por qué? ¿Para qué? Es muy difícil decirlo y abstraerlo en palabras y sin embargo siento que realmente hay algo que me instará a repetir el año que viene.
No es sólo el demostrarme que tengo los huevos tan duros como para ponerme un reto y conseguirlo. No es sólo demostrarme que querer es poder y que a veces no son las piernas lo que te mueven sino el corazón cuando es capaz de acallar la parte racional del cerebro. En cualquier caso estoy seguro que no todo son motivos personales y, por ende, hasta cierto punto egoístas.
Es también por vivir de inicio a fin un reto con unos amigos. Por compartir un fin de semana al año con un grupo de personas de mi misma tribu por afinidades y forma de pensar y que solo la distancia nos impide una mayor (si cabe) proximidad. Es por ayudar y apoyar la pasión de una gran persona con los arrestos de organizar una categoría absurda a ojos de muchos y que, sin embargo, nos permite tener un punto de encuentro cada año. Es por la posibilidad de vivir el desafío de corredores realmente grandes (entre otros), de hacer tuyo parte de su éxito y que ellos sientan como hazañas tu mediocre Sub 12. Es por sentirte parte importante de algo intangible y que no requiere de palabras para explicarse. Ser parte de una corriente de personas sencillas y humildes que abogan por escapar de lo preconcebido y tirarse a pecho descubierto por un camino sin marcar aun a riesgo de pegarse el mayor de los batacazos.
Sandra, Alberto, Rafa, Nano, Santi, Pepe, Francisco, Guille, Álvaro, Mariano, Iván, Ramón, Miquel, Anita, David, Claudi… En fin ¿Sub 12? ¿Y a quien le importa?
Arquitecto, corredor amateur y estudioso del barefoot y correr descalzo a partes iguales. Sin duda, David se ha convertido en uno de los principales referentes del barefoot en España gracias a su capacidad de investigación y análisis, la experimentación en sus propias carnes y sus grandes dotes comunicativas. Quieres estar a la última del minimalismo? sigue a David!
El maestro barefoot is back! 😉
Se nota que sufriste, pero también es verdad que es leerlo y dan ganas de irse a correr.
Carreras, sólo las ganan unos pocos, pero es ese sentimiento que describes tan bien (aún sin palabras) es lo que hace que muchos salgamos a correr y a hacer nuestras demostraciones de fuerza innecesarias diarias (bueno, y también el compartirlas con esos otros locos) que nos permiten seguir motivados en cualquier ámbito vital.
Bravo, David, me ha encantado!
La verdad es que cuesta describir ese no-sé-qué que qué-sé-yo que yo-qué-sé que todos sufrimos, sentimos y repetimos de forma absurda como si fuéramos lemmings cayendo poo el precipicio. Sin embargo cuesta poco identificarse con alguien que lo siente y empatizar instantáneamente con el.
Muchas gracias Rafa. Cuando acabes con Genghis márcate la MiM 2014 en el calendario =)
Un abrazo.
Esto es una crónica, lo demás son tonterías!!!
Thanks Mike =)
¡La piel de gallina en varias ocasiones! Me siento tremendamente reflejado en esos diálogos interiores, que me han traído a la mente una estrofa de machado:
“Converso con el hombre que siempre va conmigo
-quien habla solo espera hablar a Dios un día-
mi soliloquio es plática con este buen amigo
que me enseñó el secreto de la filantropía.”
¡Enhorabuena y gracias por compartir tu experiencia!
Piernas de coloso y alma de poeta. Señor de Haro es usted una caja de sorpresas. Gracias a ti. Suerte en Peñalara, podremos leerte, verdad?
Jajajajajajajaja. Eso espero! A ver cómo sale la cosa, porque no tengo yo claro que vaya a terminarla… En cualquier caso, llegaré siempre más lejos que si no tuviera tan cerca ejemplos de superación tan admirables como el tuyo!
Me abrumas. Acabarás seguro. Spyridon está con nosotros y nos empuja en cada paso. Mucha, mucha suerte (aunque creo que no la necesitas). Nos cuentas cómo fue cuando estés recuperado, ok?
Un abrazo!
¡Hecho!
¡Enhorabuena, David!
Yo no me dejé pensar hasta doscientos metros antes de la meta. Menos mal.
Nos vemos en la próxima MiM (o antes…).
Saludos,
Carlos.
Gracias Carlos.
La verdad es que yo no pude evitar intentar racionalizar todo el rato. A veces eran pensamientos ligeros y fugaces a veces eran realmente profundos y oscuros. Un arma de doble filo esta masa de neuronas que guardamos dentro del casco. A ver si te animas a explicarnos algo de tus próximas hazañas. Personalmente agradecería trucos para acallar mi voz interior.
Un saludo.
Muy buena crónica David.
Me encantan tus artículos y la forma de exponerlos. Ese tipo de ejercicio mental es extrapolable a muchas otras disciplinas donde “el coco” ha de sobreponerse al “no puedo más.”
Lo conseguiste amigo, enhorabuena. Ah! Y +10 por ese burpee.
Gracias Héctor,
Burpee time. Las buenas costumbres no hay que perderlas y si no existen… a insturarlas 😉
Un abrazo.
El mejor.
Gracias Barefoot Sinatra =)
Grande Sr. Lampón !!! Te has transformado en ultra barefoot runner del tiron y por huevos;)
Me pregunto qué batallita te estaría contando en la foto, cualquiera sabe.
No se qué me ha gustado más, el relato o la estructura, pero me quedo con la sensación de amistad y buen rollo que transmites.
Espero volver a juntarnos el próximo año.
Un abrazo!
Gracias Santi.
He pasado de la media maratón a la maratón y media. Qué será lo próximo…
Sobre lo que me estabas contando casi seguro que era sobre las bondades y delicias de las Luna Sandals que te habían permitido hacer lo que mismo que yo pero en 5 horas menos y con mucha más clase y estilo.
Supongo que nos veremos antes para la 2a reunión española de barefooters y minimalistas pero la MiM es un fijo para el segundo fin de semana de mayo. Qué nos respete el calor com o este año!
Un abrazo Santi.
¡Hola David!
Realmente una crónica muy bonita, muy estructurada y muy bien escrita… además de hacer que reviva la carrera un poquito con diferentes matices y punto de vista ;).
Cuando se escribe algo tan largo debes tener la habilidad de “enganchar” al lector, y efectivamente, por cómo has comenzado, lo has logrado
(por lo menos conmigo).
Indispensable, como tú comentas y como aparece en todas las crónicas: Rafa Pobo, me parece una persona excepcional, y no creo que nadie que lea todo lo referente a la MiM o que esté vinculado de alguna forma a ella piense lo contrario, es imposible… nos ha hecho sentirnos únicos a cada uno de nosotros, estuvo tiempo con nosotros, nos animó los meses previos… además de forma altruista y voluntaria… seguro que en el 2015 le vemos ya liberado uniéndose a ese grupo de participantes minimalistas que él ha conseguido unir en una competición sin igual ¿verdad?
Por otra parte, ¡¡¡ya te pongo cara!!! La verdad que me quedaron muchos minimalistas por conocer :(, aunque gracias a todo lo que se ha escrito desde el 11-12 de mayo, me doy cuenta de que os voy conociendo a todos, aunque sea en la distancia que separan las redes.
Enhorabuena por tu crónica y por el trabajo que haces pro-minimalismo, y espero coincidir con muuuchos mas de vosotros en otras ocasiones… seguro que tenemos oportunidad.
P
[…] tema, este año, como los tres o cuatro anteriores participo en la MiM, 63km de trail por las montañas de Castellón. El año pasado me lesioné en el 22, una pequeña […]