Zapatillas minimalistas: de dónde venimos
20 junio, 2012 | por David Lampon en Básicos de Barefoot y Minimalismo |
Para entender lo que somos y cómo funciona nuestro cuerpo debemos retroceder algún tiempo, entre dos y tres millones de años.
En esa época éramos simios y vivíamos en África. Algo sucedió durante todo ese tiempo que nos ha convertido en lo que somos hoy en día. A día de hoy aún hay preguntas sin respuesta pero podemos someter a análisis aquello que sí es seguro y que son los dos extremos de la línea evolutiva: Lucy y nosotros.
Dos fósiles casi completamente reconstruidos llamados Lucy y Selam son los que han permitido a los científicos datar el crucial momento en el que los simios pasaron de caminar a cuatro patas a hacerlo sobre dos.
Este simple hecho provocó un cambio en la postura, el esqueleto y los músculos derivando en definitiva en un cambio de comportamiento y costumbres que provocaron, entre otros, el desarrollo del cerebro, tanto en capacidad como en volumen.
Las crías de nuestra especie son de las más desvalidas y poco desarrolladas al nacer de todo el reino animal. Mientras un potrillo está caminando y corriendo a las pocas horas de nacer un ser humano tarda prácticamente un año en adquirir cierta capacidad motriz autónoma. Esto es debido a que el parto debe suceder cuando el cerebro y por ende el cráneo no han asumido un tamaño excesivamente grande en relación a las caderas de la madre. Así mismo, contra más larga es la etapa infantil de un animal, más inteligente es su comportamiento.
De cintura hacia abajo Lucy, Salem y sus contemporáneos eran como nosotros. Sin embargo, de cintura hacia arriba eran como los simios actuales, hecho que les permitía simultanear su vida a dos piernas con su vida en los árboles permaneciendo así a salvo de los depredadores.
Las grandes diferencias posturales se ven tanto a nivel esquelético como muscular: comparando la tibia, la rotula, la pelvis, la cadera y la columna vertebral entre ambos esqueletos obtenemos claros indicadores del cambio que empezó a producirse hace aproximadamente tres millones de años.
La competencia entre especies y la obligada adaptación al entorno en busca de la supervivencia provocaron la adaptación física y el desarrollo de la capacidad cerebral. Esto es lo que nos han convertido en lo que somos y lo que nos ha colocado en la punta de la pirámide alimenticia como raza dominante. Individualmente y a nivel físico no podemos competir contra ningún otro animal. La fuerza de la raza humana es la capacidad mental y con ella nuestra esencia social que es donde radica nuestra auténtica fuerza.
Vamos a dar un salto hacia delante manteniendo la fotografía de Lucy y Selam. Dejaremos atrás glaciaciones, el dominio de las herramientas, la aparición de la agricultura, las pirámides, la grandeza de Roma y Grecia y nos pararemos en 1876 tras la revolución industrial en un pequeño pueblo estadounidense cerca del río Mississipi donde creció Mark Twain, el autor de Las aventuras de Tom Sawyer.
Este salto desde la arqueología hasta la literatura no es caprichoso: ambos presentan testigos históricos de lo que sucedió en un determinado momento de la historia. Las diferencias entre Tom y Lucy son evidentes al igual que sus similitudes. Quizás las diferencias más notorias radican en la capacidad de comunicación, el desarrollo social, el control del entorno y la proliferación y dominio de la especie en todo el planeta.
A parte de eso, Tom era un niño que caminaba descalzo todo el día excepto los domingos en los que le obligaban a ponerse el traje y los zapatos para ir a la iglesia, subía a los árboles, podía estar varios días fuera de casa realizando actividades puramente físicas y tenía un vínculo con la naturaleza que podemos llegar a intuir pero que resulta complicado replicar hoy en día en entornos urbanos.
Entre Lucy y Tom hay un margen de unos tres millones de años. No ha quedado registrado que ninguno de ellos sufriera tendinitis, fascitis plantar, periostitis o bursitis por lo tanto podemos pensar sin mucho margen de error que se trata de enfermedades modernas desencadenadas siempre por algún factor externo al propio cuerpo ya que durante tres millones de años se pudo caminar y correr con los pies descalzos.
Arquitecto, corredor amateur y estudioso del barefoot y correr descalzo a partes iguales. Sin duda, David se ha convertido en uno de los principales referentes del barefoot en España gracias a su capacidad de investigación y análisis, la experimentación en sus propias carnes y sus grandes dotes comunicativas. Quieres estar a la última del minimalismo? sigue a David!